"Ventana abierta"
El Papa
consagra Rusia y Ucrania a la Virgen pidiéndole "el fin de la guerra
insensata"
En el marco de la Celebración de la Penitencia,
este 25 de marzo, Francisco consagró a Rusia y a Ucrania al Inmaculado Corazón
de María. Un gesto -dijo el Pontífice- que no es una fórmula mágica, sino un
acto espiritual que refleja "la plena confianza de los hijos que, en la
tribulación de esta guerra cruel e insensata que amenaza al mundo, recurren a
la Madre, entregándose totalmente a Ella".
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
La tarde del viernes 25 de marzo, el Papa Francisco presidió la Celebración de la Penitencia con el acto de consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María, en la Basílica de San Pedro.
Reflexionando sobre
el Evangelio de hoy, solemnidad
de la Anunciación del Señor, el Santo Padre invitó a los fieles a hacer
nuestras las palabras del ángel Gabriel tras su encuentro con la Virgen María: «Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28); sobre
todo cuando nos acercamos a recibir el sacramento de la Reconciliación:
"Hermano, hermana, hoy puedes oír estas mismas palabras dirigidas a ti; puedes hacerlas tuyas cada vez que te acercas al perdón de Dios, porque allí el Señor te dice: Yo estoy contigo", dijo Francisco haciendo hincapié en que cuando pensamos en la confesión, no debemos presentarnos "cabizbajos", puesto que confesarse, es dar al Padre la alegría de volver a levantarnos:
"En el centro de lo que experimentaremos no están nuestros pecados sino su perdón. En el centro está Él, que nos libera y vuelve a ponernos en pie".
La Reconciliación es el sacramento de la alegría
En este sentido, el Pontífice exhortó a todos a pedir el
don de comprender que la Reconciliación "no
es principalmente un paso que nosotros damos hacia Dios, sino su abrazo que nos
envuelve, nos asombra y nos conmueve".
Continuando con su alocución el Santo Padre destacó la importancia de confesarse desde la perspectiva de nuestro Creador: "Lo necesitamos, porque cada renacimiento interior, cada punto de inflexión espiritual comienza aquí, en el perdón de Dios", aseveró Francisco alentando, especialmente en este tiempo de Cuaresma, a no descuidar nuestra Reconciliación, sino más bien, a redescubrirla como el Sacramento de la alegría:
"Sí, de la alegría, donde el mal que nos hace avergonzarnos se convierte en ocasión para experimentar el cálido abrazo del Padre, la dulce fuerza de Jesús que nos cura y la ternura materna del Espíritu Santo":
Sacerdotes: "No pongan obstáculos a la confesión"
Por ello, el Papa pidió a los sacerdotes que administran el
sacramento del perdón de Dios, que ofrezcan este anuncio de misericordia, "Alégrate, el Señor está contigo", a todos los que deciden
confesarse sin ser rígidos, sin poner obstáculos o incomodidades, ya que en la
Confesión -dijo- "estamos
especialmente llamados a encarnar al Buen Pastor que toma en brazos a sus
ovejas y las acaricia; a ser canales de la gracia, que vierten el agua viva de
la misericordia del Padre en la aridez del corazón".
Asimismo, Francisco
subrayó otra de las frases del ángel Gabriel a María «No temas» (v. 30).
Un temor que, según el Obispo de Roma, a nosotros puede invadirnos "cuando nuestros pecados nos asustan, nuestro pasado nos inquieta, nuestras heridas no cicatrizan o cuando nuestras caídas nos desmoralizan". En este punto resulta fundamental seguir el ejemplo de la Virgen María, que siempre nos acompaña brindándonos un mensaje claro y consolador:
¡No temas!".
Ante la guerra sólo Dios elimina el mal y devuelve la paz
Y haciendo alusión a las noticias e imágenes de muerte que nos llegan desde Ucrania en medio de la atroz guerra y las bombas que destruyen las vidas de tantas personas indefensas, el Pontífice reiteró que ante estas "experiencias de miedo, impotencia y aflicción", necesitamos escuchar que nos digan “no temas”.
"Pero las seguridades humanas no son suficientes -añadió
Francisco- resaltando que, en cambio, es
necesaria la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que
elimina el mal, desarma el rencor y devuelve la paz al corazón".
Para el Papa la
situación es clara: "Nosotros solos no logramos
resolver las contradicciones de la historia, y ni siquiera las de nuestro
corazón. Necesitamos la fuerza sabia y apacible de Dios, que es el Espíritu
Santo. Necesitamos el Espíritu de amor que disuelve el odio, apaga el rencor,
extingue la avidez y nos despierta de la indiferencia".
Sin amor no podemos ofrecer nada al mundo
Igualmente, el Santo Padre recordó que sin amor, en efecto,
no podemos ofrecer nada al mundo, de ahí la importancia de cambiar primero
nuestros corazones si verdaderamente queremos cambiar lo demás.
Consagración
de Rusia y Ucrania al Corazón de María
Y para que esto suceda Francisco expresó su deseo de dejarnos guiar de la mano de la Virgen a quien consagró el futuro de los dos países enfrentados:
"En unión con los obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a Ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre".
Antes de finalizar,
el Papa indicó que estas palabras "no
son una fórmula mágica", sino un acto espiritual ya que es el
gesto "de la plena confianza de los hijos que, en la tribulación de
esta guerra cruel e insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre,
depositando en su Corazón el miedo y el dolor, y entregándose totalmente a
Ella".
Francisco concluyó afirmando que los labios de María pronunciaron la frase más bella que el ángel pudiera llevar a Dios: «Que se haga en mí lo que tú dices» (v. 38):
"La Madre de Dios, después de haber pronunciado el sí, afrontó un largo y tortuoso viaje hacia una región montañosa para visitar a su prima encinta(cf. Lc 1,39). Que Ella tome hoy nuestro camino en sus manos; que lo guíe, a través de los senderos escarpados y fatigosos de la fraternidad y el diálogo, por el camino de la paz!
El Papa en la celebración de la Penitencia y el Acto de Consagración
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