"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
LA CRUCIFIXIÓN, LOS DOS LADRONES
35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados
hacían muecas diciendo: « A otros salvó; que se salve a sí mismo si él
es el Cristo de Dios, el
Elegido. »
36 También los soldados se
burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre
37 y le decían: « Si tú eres
el Rey de los judíos, ¡sálvate! »
38 Había encima de él una
inscripción: « Este es el Rey de los judíos. »
39 Uno de los malhechores
colgados le insultaba: « ¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a
nosotros! »
40 Pero el otro le
respondió diciendo: « ¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?
41 Y nosotros con razón,
porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha
hecho. »
42 Y decía: « Jesús,
acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino. »
43 Jesús le dijo: « Yo te
aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso. »(Lc. 23,35-43)
Sí, hablamos de lo que es “realeza” y
“poderío” para Dios. Si Él no nos lo hubiera revelado en su Hijo Jesús, nadie se habría atrevido nunca a formular que en la debilidad acogida, está la
fuerza de Dios; que en la impotencia, la máxima Vida; en el silencio de Dios, la mayor expresión de la
Palabra, de la hablada y de la no pronunciada, pero la más elocuente…
Dios, al principio, dotó al hombre de la
razón y la cordura, para que en ellas siguiera sus Mandamientos.
Pero “en la plenitud de los tiempos”, en Jesús, nos ha manifestado la gran
revelación. ¡No, el Evangelio no es razonable porque está basado en el Amor y precisamente no en un amor lógico,
sino en el amor loco de un Dios que entrega su Hijo a unos hombres que son pecadores y por tanto, en su
pecado, sabía Dios y se arriesgó a que destrozáramos Don tan alto!…
Y así fue: crucificamos tan gran Regalo, por
el simple hecho de que no era de la tierra y terreno, como nosotros, sino del Cielo… Lo que el hombre no entiende por ser sobre su naturaleza, o lo acoge o lo destroza: y esto hicimos con Jesús… Pero Dios, no retiró su mano de lo que nos
había prometido y al recoger en sus brazos a su Hijo crucificado, en Él borró todo pecado…
¡Éste es nuestro Dios, un loco de Amor por
su criatura!…
Y en la misma cruz, cuando su realeza
brillaba en toda su debilidad e impotencia, llevó como trofeo al Cielo al primer pecador: un ladrón arrepentido. No entró sola en el Paraíso la
Humanidad, sino que Dimas le acompañó en su Bienaventuranza… ¿Quién puede dudar de esto cuando el mismo
Jesús lo manifestó en la cruz?…
¡Es evidente que su Reino no es de este
mundo, por eso los hombres muy “razonables” no lo alcanzan!…
Hay que hacerse un loco, como Jesús, locos por Amor, para ser también “ladrones
astutos”… Muchos rodearon a Jesús en su muerte, pero uno sólo entró en su cortejo real a un
mundo al que “todos estamos llamados, pero que son pocos los escogidos”…
¡Dios mío, somos cuerdos, somos racionales,
somos locos de los bienes de este mundo! ¡Danos la locura de la cruz de Jesús! ¡Danos el pedirte siempre que “Venga a nosotros tu Reino”!
¡Ten misericordia y míranos siempre a través de El Hijo, el verdadero Dios y Rey nuestro!…
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