"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
DOMINGO XXXIII (T.
ORDINARIO)
CICLO
C
EL
DIA DEL SEÑOR
Mal. 3, 19-20a
19 Pues he aquí que viene el Día,
abrasador como un horno; todos los arrogantes y los que cometen impiedad serán
como paja; y los consumirá el Día que viene, dice Yahveh Sebaot, hasta no
dejarles raíz ni rama.
20 Pero para vosotros, los que teméis
mi Nombre, brillará el sol de justicia con la salud en sus rayos.
(v.
19) - Este “Día” del que
habla Malaquías, ese fuego en el Día de Yahvé”, “abrasador como
un horno” se identifica con (Is. 10, 16s; 30, 27; So. 1, 18; 3, 8; Jr. 21,
14) (Am. 5, 18).
- Será un día de juicio
y condenación de los impíos que se consumirán como heno “que hoy crece
y mañana se seca” por falta de raíz, pues hasta su efímera raíz se consumirá
por el fuego de Yahvé.
(v. 20a)
- Y como contraste, para los que temen al Señor, lucirá
el “Sol de Justicia”. “Justicia”, implica aquí poder y victoria, como en
(Is. 41, 2). El título “Sol de Justicia” aplicado a Cristo, ha desempeñado un
papel en la formación de las fiestas litúrgicas de Navidad y Epifanía (Lc. 1,
78; Jn. 8, 12). Lleva “la salud en sus rayos” es literalmente “en sus alas”.
- El profeta Malaquías
nos presenta el “día del Señor” con tintas fuertes, no agradables a la
mentalidad moderna, pero que expresan una gran verdad.
II Tes. 3, 7-12
7 Ya sabéis vosotros cómo debéis
imitarnos, pues estando entre vosotros no vivimos desordenadamente,
8 ni comimos de balde el pan de
nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una
carga a ninguno de vosotros.
9 No porque no tengamos derecho, sino
por daros en nosotros un modelo que imitar.
10 Además, cuando estábamos entre
vosotros os mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
11 Porque nos hemos enterado que hay
entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero
metiéndose en todo.
12 A ésos les mandamos y les
exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su
propio pan.
(v.
7) - La predicación
de este mensaje la apoyó Pablo con su propio ejemplo durante
su estancia en Tesalónica (I Tes. 2, 9). Precisamente aquí ha puesto el mayor
empeño en dar ejemplo de vida cristiana y la comunidad no ha respondido.
Renunció deliberadamente a todo apoyo material, anunciando la doctrina de
Cristo con toda claridad y pureza. No quería enriquecerse con la predicación
del evangelio.
(v.
8) - No se
entregó al ocio. Donde se hospedó pagó su manutención, comprobando los
tesalonicenses su integridad. No pueden pues hacerle el reproche que él hacía a
otros predicadores (Fp. 1, 15.17). El oficio de fabricante de tiendas (Act.
18,3) le proporciona trabajo y fatiga. El griego libre estimaba que
el trabajo corporal era incompatible con su dignidad humana, pero el cristiano
no se avergüenza de su trabajo porque en él confiesa a su Creador, cuya obra
entera es buena. Sería volver a caer en el paganismo el renunciar al esfuerzo y
fatiga del trabajo. Así Pablo, viviendo en ambiente griego debía de
contrarrestar esta falsa idea, como si fuera un nuevo “Maestro de Sabiduría”
que esperaba verse remunerado por sus discípulos.
- Pero si Pablo se
procuró su sustento, lo hizo también en consideración a los
cristianos de Tesalónica: eran gente pobre que con gran esfuerzo ganaban el
sustento. La raíz de esta sensibilidad tan delicada estaba en el amor que se
sacrifica, es una protesta callada contra todo egoísmo. Y además muestra el
Apóstol que el trabajo es una forma de practicar el amor
cristiano del prójimo, pues aún tiene para socorrer a otros con alegría (2 Cor.
9, 7).
(v.
9 - San
Pablo, después de explicar su comportamiento, afirma no ser cosa natural
que el predicador del evangelio haya de dedicarse a
trabajos manuales. Normalmente, la comunidad contribuye a su sustento (Lc.
10, 7), pero en Tesalónica quiso ser modelo y renunciar a “sus
derechos” (I Cor. 9, 13).
(v.
10) - “El que no quiera
trabajar que no coma” dicho popular, es también norma para la convivencia
humana, que no puede suprimir el evangelio, pues el cristiano se realiza en la
vida de todos los días.
(v.
11) - Le llegó a Pablo la
noticia de algunos holgazanes y vagabundos que
turban y pueden inficionar la comunidad (esto es de siempre) o al menos la
exasperan. La razón de esa conducta no la explica San Pablo. Pudo ser 1º)
por la vuelta a su antigua vida pagana que despreciaba con arrogancia el
trabajo manual o 2º) que debido a las fantasías sobre la
venida del Señor ya próxima, juzgaran inútil ya el trabajar.
(v.
12) - Mas el Apóstol interviene
enérgicamente y en virtud de su autoridad, en nombre del Señor
Jesucristo, imparte una “orden severa” a los ociosos. Pero aún aquí,
no olvida San Pablo que la comunidad es siempre una fraternidad y
a lo que parece sentencia dura añade una exhortación paternal para
que acepten su amonestación voluntariamente, por ser padre y hermanos en el
Señor.
- El que trabaja
tranquilamente se integra con responsabilidad y humildad en
la sociedad humana, y esto es presupuesto de una fe viva y sana (I Tim. 2,
1-3).
- La caridad cristiana se
apoya en la justicia. Cada cual tiene el derecho y el deber de comer el
pan que él mismo ha ganado.
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