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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 14 de marzo de 2019

La mochila. Cuento con enseñanza para niños.

"Ventana abierta"


La mochila. Fábulas infantiles cortas



Cuento con enseñanza para niños

María Fernanda Elías
La mochila es una fábula infantil corta de Jean de La Fontaine, cuyos personajes son unos animalitos que lo único que hacen es criticarse los unos a los otros. A lo largo del relato, el autor nos recuerda cómo muchas veces el ser humano no ve sus propios defectos, pero con facilidad critica los ajenos.
Esta historia es ideal para enseñarle a los niños el valor del respeto y la tolerancia; inculcar en ellos la amabilidad, y la aceptación de las diferencias en los demás. Además es una muy buena forma de incentivar el hábito de la lectura en ellos.

La mochila. Fábula infantil



Cuentan que Júpiter, antiguo dios de los romanos, convocó un día a todos los animales de la Tierra ante su trono. Quería ofrecerles que pudiesen decir, sin temor, si alguno tenía quejas por su aspecto o por su suerte. Cuando se presentaron, les preguntó, a uno por uno, si creían tener algún defecto. De ser así, él prometía mejorarlos hasta dejarlos satisfechos.

- Ven acá, mona, y habla tú en primer lugar – dijo el dios-. Mira a todos esos animales y compara sus bellezas con las tuyas. ¿Acaso estás plenamente contenta? ¿O crees, quizás, tener algún defecto? Yo podría ayudarte…

- ¿Me habla a mí, señor? –saltó la mona-. ¿Yo defectos? Me miré en el espejo y me vi espléndida. Tengo cuatro patas, como todos, y mi retrato me parece hermoso. En cambio, el oso, ¿se fijó? ¡No tiene cintura!
- Que hable el oso –pidió Júpiter.

Todos creyeron entonces que el oso se quejaría, pero no: alabó grandemente su figura.

- Aquí estoy –dijo el oso- con este cuerpo perfecto que me dio la naturaleza. ¡Suerte no ser un mole como el elefante! ¡Es una masa informe, sin belleza! ¡Debería cortarse las orejas y alargarse la cola!

- Que se presente el elefante… -dijo Júpiter.
Éste se adelantó y, con un discurso muy discreto, dijo cosas muy parecidas.

- Francamente, señor –declaró-, no tengo de qué quejarme, aunque no todos pueden decir lo mismo. Ahí lo tiene el avestruz, con esas orejitas ridículas…

- Que pase el avestruz –siguió el dios, ya un poco cansado.

- Por mí, no se moleste –dijo el ave-. ¡Soy tan proporcionado! ¡Tan veloz! ¡Puedo correr a la velocidad de la luz! En cambio, la jirafa…, con ese cuello…

Júpiter hizo pasar a la jirafa, quien, a su vez, dijo que los dioses habían sido generosos con ella.

- Gracias a mi altura, veo los paisajes de la tierra y del cielo, no como la tortuga, que sólo ve los cascotes.

La tortuga, por su parte, dijo tener un físico excepcional.
- Mi caparazón es un refugio ideal. Cuando pienso en el sapo, que tiene que vivir a la intemperie…

- Que pase el sapo –dijo Júpiter algo fatigado.
Así siguieron pasando: el sapo acusando a la señora ballena de ser demasiado gorda, ésta hallando a la hormiga muy pequeña, quien a su vez se juzgaba como un coloso comparada con el señor gusano…

- ¡Basta! –exclamó Júpiter-. Sólo falta que un animal ciego como el topo critique los ojos del águila.

- Precisamente –empezó el topo-, quería decir dos palabras: el águila tiene buena vista, pero ¿no es horrible su cogote pelado?

- ¡Esto es el colmo! –dijo Júpiter dando por terminada la reunión-. Todos se creen perfectos y piensan que los que deben cambiar son los otros.

Entonces, los despachó luego de escucharlos criticarse entre ellos y hallarse cada cual tan contento de sí mismo.



Somos como águilas para el prójimo y cual topos para nosotros mismos. Nada perdonamos a los demás y, a nosotros todo, porque nos vemos con distintos ojos que al vecino.


Así, el Creador nos hizo a todos con alforja; puso detrás, la mochila de nuestras faltas y, delante, la bolsa de los defectos ajenos.
Moraleja: antes de criticar a los demás, debemos darnos cuenta de nuestros propios defectos. Reflexionar y no juzgar al prójimo.

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