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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

martes, 18 de septiembre de 2018

Rincón para orar. SAN MATEO, EL PUBLICANO. 18 - Septiembre - 2018

"Ventana abierta"


Rincón para orar


Sor Matilde


SAN MATEO, EL PUBLICANO


9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: « Sígueme. » El se levantó y le siguió.
10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: « ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? »
12 Mas él, al oírlo, dijo: « No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.
13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores. » (Mt. 9, 9-13)


Mateo era un hombre indeseable. Con razón le detestaba el pueblo y los jefes judíos, llamándole con el nombre genérico de “pecador”. Su delito era que se había vendido a los romanos, el pueblo dominador, para cobrar los impuestos a sus mismos conciudadanos. Por ello, todos lo aborrecían.
Pero precisamente por estar forrado, por fuera, en dinero y abundancia, su ser añoraba un amor verdadero, alguien que amara este núcleo tan pobre y vacío y con deseo voraz de ser llenado…
Y Jesús pasó delante de él y “le vio”. Le miró con la mirada compasiva y amorosa que entra en lo hondo del corazón. ¿Cómo pudo ser si no, que al decirle Jesús lacónicamente, “sígueme”, lo dejara todo y se levantara con tanta presteza, para no volver a sentarse nunca más al mostrador de los impuestos…?
El que ha sentido en su corazón la voz de Jesús que le dice: “ven y sígueme”, sabe que sus acentos son irresistible y no sólo en ese momento, sino para siempre. Su voz se marca a fuego envuelta en ternura y compasión y con un eco que siempre se repite sin cansarse de oírla: “eres mi amado, te quiero, ven a mí…”

Era tal la carga que se quitó de encima Mateo, que en su desborde de loca alegría, invitó a todos a un banquete. No era para menos su felicidad. Jesús le amaba a él personalmente y le escogía entre sus íntimos…
Todos, buenos y malos, se sentaron para celebrarlo. Este era el banquete de la salud, donde todos, junto al Maestro, recobraban su inocencia y eran convertidos, a la bondad, por Jesús. Pero los fariseos, los celosos del orden de la Ley, tacañamente interpretada, los criticaban, se escandalizaban de que Jesús fuera loco por la Misericordia y no celador de las leyes de los antepasados.

Jesús no ha venido a deleitarse con los justos, sino a salvar a los pecadores, porque “hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no creen necesitar de la conversión”. ¡Esta es la locura del cielo, pero es que en este estado, todos están locos, locos de amor y de misericordia…

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