"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO (A)
“Una voz grita en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos’”, porque Jesús llega.
La liturgia continúa su recorrido por el
Adviento y nos hallamos en el segundo domingo. La liturgia para el primer
domingo nos traía como tema principal la espera de la segunda venida del Señor,
el “mañana”, el sentido escatológico del Adviento. Por eso la liturgia nos
invitaba a estar “vigilantes”, en espera.
En esta segunda semana el tema de las lecturas
es la venida del Señor en el tiempo presente, el “hoy”. La liturgia de este domingo
nos invita a la conversión, que es la nota predominante de la predicación de Juan el Bautista en el
Evangelio que leemos hoy (Mt 3,1-12) y se proyectará hasta la tercera semana de
Adviento. Durante esta semana la liturgia nos exhorta a reflexionar sobre las
palabras de Juan: “Una voz grita en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos’”, porque Jesús llega. Mateo nos quiere dejar saber que la
actividad de Juan es el cumplimiento de la profecía de Isaías, y para eso echa
mano de un texto del profeta (40,3-5): “¡Preparen en el desierto el camino del
Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos
los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se
conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se
revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha
hablado la boca del Señor”.
Y, ¿qué mejor manera de “preparar el camino”
que buscando reconciliarnos con el Señor? En aquél entonces Juan predicaba un
“bautismo de conversión para perdón de los pecados” como preparación para la
llegada del Salvador. Hoy, durante esta segunda semana de Adviento, la
Iglesia nos invita a acudir al sacramento de la reconciliación, que nos reconcilia con Dios y nos devuelve la
amistad que habíamos perdido por el pecado. De este modo, cuando llegue la
Navidad, estaremos en posición de unirnos sacramentalmente con Jesús y nuestros
hermanos en la Eucaristía, del mismo modo que los discípulos de Juan Bautista estuvieron
en disposición de recibir y aceptar a Jesús cuando se hizo entre ellos.
Durante esta semana podemos buscar en los
diferentes templos que tenemos cerca, los horarios de confesiones disponibles,
para que cuando llegue la Navidad, estemos bien preparados interiormente,
uniéndonos a Jesús y a nuestros hermanos en la Eucaristía. No dejemos pasar
esta oportunidad que se nos brinda. El momento es AHORA. ¡Anda, anímate!
“Oh Dios y Padre nuestro: Tu Espíritu de
sabiduría y poder estaba vivo y operante en Jesús, tu Hijo. Derrama sobre
nosotros ese mismo Espíritu, para que demos hoy testimonio de tu fidelidad y tu
amor. Y danos siempre hermanos inspirados por ti -profetas como Juan el
Bautista – que nos despierten cuando nos sentimos auto-satisfechos, y nos inspiren
a preparar el camino para la plena venida de Jesucristo, nuestro Señor y
Salvador, por los siglos de los siglos.” (Oración después de la comunión).
Que el Espíritu ilumine nuestro camino a la conversión de corazón, para que podamos un día fundirnos en uno con nuestro Señor y Salvador. ¡Ven Señor Jesús!
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