"Ventana abierta"
Condolencias
Querida Mª. Carmen.
Perdona que
no me pusiera en contacto en el mismo momento que me notificó mi hija, la
triste noticia de la pérdida de tu hermana, porque comprendí que
recibiríais muchas muestras de cariño y podríais estar saturados, he preferido
dejaros descansar unos días. Aunque os envié nuestro pesar con mi hija que os acompañó unos momentos en vuestro trance por la amistad que le une a tu hija.
Como sabes,
me he estado comunicando contigo en este tiempo de ingresos en el hospital,
pero no creí que llegara a este fatal desenlace. ¡Lo sentimos muchísimo!
En nuestro
entorno nos rodea una sombra, una tristeza, la que compartimos contigo, querida amiga, y con toda tu familia.
Lloramos con
vosotros que lloráis su pérdida.
Las lágrimas
se secan mezclándolas. Son aquellas lágrimas que nacen en lo profundo del
corazón, se recogen en los ojos y, desde allí, recorren el camino
hasta el cuenco de las manos de Dios.
Será
vuestras lágrimas, Su lágrima, vuestro dolor, Su dolor.
Pienso que
dijo Dios:
“Cuando un
¡ay! es dicho por dos o más de vosotros, me llega al Corazón y allí encuentra
remedio”.
Allí ya no habrá lágrimas ni enfermedad, ella no ve a Dios veladamente, sino cara a cara, y Él en su gran misericordia, la ha acogido con manos benditas de Padre contándole desde ese mismo momento de su partida en el libro de los santos, llevando sobre su frente escrito el nombre por el que Dios la llama y reconoce.
Ya recibió su corona de gloria.
Con vosotros
nuestro sentimiento y nuestro recuerdo de oración porque Dios ya la ha acogido
en la alegría siempre gozosa del Cielo.
Os
acompañamos y os enviamos el abrazo de todos nosotros con el que queremos
mitigar un poco, dentro de lo que cabe, vuestro dolor por tan sensible pérdida.
Estad
vosotros alegres porque ella ya lo está por toda la eternidad y, como la habéis
cuidado toda la vida, y habéis hecho hasta lo imposible por ella durante su
enfermedad, su alegría será veros también bien y felices a vosotros, porque
ella intercederá por su familia ahora que está tan cerquita de Dios y, lo
notaréis.
Que Dios os
bendiga grandemente. Y a vuestra hermana y tita, le dé el descanso eterno junto a Él y a
su Madre Santísima.
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