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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

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Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 1 de julio de 2022

Para reflexionar: Un mensaje sobre la verdadera felicidad. Viernes, 1 - Julio - 2022

 "Ventana abierta"

Un mensaje sobre la verdadera felicidad

MásFe Staff

Cuando Steven subió a su camioneta, pensó mucho en Ben. Ben tenía un ligero retardo mental y algunos chicos de la escuela secundaria se burlaban de él. Pero, Ben siempre estaba feliz. Nunca nadie lo vio sin una sonrisa.

Steven había visto cómo algunos chicos se burlaban de Ben y cómo él no parecía preocuparse.

Steven podía ver el dolor en los ojos de Ben, pero su sonrisa feliz nunca se desvanecía. Steven estaba seguro de que a todos les agradaba Ben, incluso a los chicos que lo molestaban.

Steven recordó un día en particular en su clase de inglés. La tarea tenía dos partes. Primero tenían que escribir sobre lo que les gustaba y, luego, lo que cambiarían si pudieran.

Cuando los alumnos comenzaron a leer sus composiciones, se dieron cuenta de que todos hablaron sobre lo mismo.

Les gustaban sus teléfonos inteligentes, sus sistemas de juego, sus autos lujosos y sus citas costosas. Con respecto a lo que cambiarían, se enfocaron en los demás. Cambiarían cómo actuaría este grupo o esa persona, cómo calificaría este maestro o cómo los tratarían sus padres. Después, llegó el turno de Ben.

Ben no sabía si leer lo que había escrito y, al principio, algunos se rieron de él. Pero, a medida que continuaba, la clase se calmó.

Ben dijo que le encantaba mecer a su hermanito y darle de comer en biberón. A Ben le gustaba cuando el bebé se dormía en sus brazos. Le gustaban las galletas recién salidas del horno, los arcoíris, los amaneceres y las puestas de sol.

Le gustaba ver a los animales recién nacidos en la primavera. Le gustaban las luces de Navidad y ver a su familia reunida en la mañana de Navidad. Nada en la composición de Ben hablaba sobre regalos caros, todo era sobre la familia y la alegría de vivir a su alrededor.

Cuando Ben leyó su parte sobre lo que cambiaría, una persona podría haber escuchado caer un alfiler. Nunca mencionó a alguien más. Dijo que si pudiera, se cambiaría a sí mismo. Sería un mejor hijo, un mejor hermano, un mejor amigo.

Deseó poder leer y escribir mejor, y ser más inteligente. Pero, las razones que dio no fueron para su propio beneficio, sino para poder ayudar a otros, especialmente a sus hermanos menores. Nunca mencionó que deseaba que otros lo trataran mejor, ni se quejó de ninguna manera.

Steven fue llamado a continuación. Después de escuchar lo que dijo Ben, Steven se sintió avergonzado por lo que escribió. Steven sabía que Ben, en su simple lista, había mencionado lo que realmente tiene un valor en esta vida.

Steven ni siquiera podía leer su ensayo. Lo guardó y habló desde su corazón. Todos los que siguieron hicieron lo mismo. Steven sabía que Ben, a su manera simple, los había cambiado a todos.

Esa noche, Steven fue a su casa y le preguntó a su madre si podía darle de comer a su hermanita en biberón. Su madre parecía sorprendida. Steven siempre había actuado molesto por tener un bebé ruidoso en la casa y, de hecho, estaba molesto. Pero, cuando sostuvo en sus brazos a su tierna hermanita y ella le sonrió, él se sintió más cerca del cielo que nunca antes.

Los pensamientos de Steven volvieron al presente y vio a todos los otros alumnos subir a su camioneta. Cuando la camioneta estaba llena, los llevó a su casa, entró y su madre les entregó unas galletas recién salidas del horno.

Luego, se dirigieron al hospital. El mismo mal que hizo que Ben tuviera un ligero retardo mental estaba acabando con su vida. Sus compañeros esperaban llevarle un poco de alegría.

Ben los saludó con su sonrisa habitual. Aparte del hecho de que se veía débil y pálido, nadie imaginaba que su vida estaba acabando. Estaba feliz, como siempre. Le encantaron las galletas calientes e insistió en compartirlas con todos. Su alegría y su risa eran contagiosas. Los que habían ido a animar a Ben, al final fueron los que resultaron animados por él.

Ben falleció al día siguiente. El funeral fue muy parecido a Ben, lleno de felicidad por el tipo de vida que Ben había vivido. Su familia no tenía mucho dinero y los muchos amigos de Ben donaron dinero para cubrir los gastos del funeral. Asimismo, hicieron un fondo para la lápida.

Cuando llegó el Día de los Caídos en Guerra [celebración en los EE.UU.], Steven fue al cementerio específicamente para ver lo que se había escrito en la lápida de Ben. Cuando Steven leyó lo que estaba escrito, sintió que nada podría ser más apropiado, decía: “Él siempre fue feliz e hizo que otros se sintieran felices también”.

Esta historia me conmovió y me hizo pensar que es cierto cuando dicen que la verdadera felicidad no se encuentra en las cosas materiales, sino en los momentos que uno pueda compartir con los demás, en lo más sencillo de la vida, como Ben lo mencionó en su composición.

Fuente: Meridian Magazine

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