"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
El autor nos conduce en estos cinco minutos diarios para abrirnos al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.
“Ven Espíritu Santo. Yo sé que
si los seres humanos pueden comprender a los demás, en ti hay una capacidad de
comprensión mucho más grande, infinita. Nadie puede comprenderme como tú, que
siempre me invitas a volver a empezar.
Pero yo me castigo a mí mismo
por dentro, y me desprecio por los errores que he cometido. No me he perdonado
de verdad.
Por eso, Espíritu Santo, te
pido que coloques dentro de mí tu amor inmenso, ese amor que me sostiene y me
da la vida, para que pueda amarme a mí mismo como tú me amas. Enséñame a
respetarme como tú me respetas. Derrama tu gracia para que pueda comprenderme
por las debilidades que he tenido, para que contemple con ternura mis errores y
pueda perdonarme a mí mismo. Dame paciencia y cariño para que no me condene a
mí mismo y para que acepte tu perdón que me sana y me renueva.
Yo soy digno de existir
porque tú me amas infinitamente. Yo tengo un lugar en esta tierra y tengo
derecho a vivir y a soñar, aunque sea imperfecto. Tengo ese derecho porque tú
me amas y me sostienes. Ven Espíritu Santo, para que pueda nacer de nuevo, con
toda dignidad; quiero comenzar otra vez con alegría y entusiasmo.
Acepto todo mi pasado como
parte de mi vida. Me declaro imperfecto, pero llamado a crecer. Me equivoqué y
puedo equivocarme. Pero reconozco ante ti que tu amor no se deja vencer por mis
caídas y errores, y que siempre vuelves a darme una oportunidad. Gracias,
Espíritu Santo, por tu inmenso amor, porque no abandonas la obra de tus manos.
Amén.”
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