"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
NO DESPRECIAN A UN PROFETA MÁS QUE EN SU TIERRA
1 Salió de allí y vino a su patria, y sus
discípulos le siguen.
2 Cuando llegó el sábado se
puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y
decía: « ¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada?
¿Y esos milagros hechos por sus manos?
3 ¿No es éste el
carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no
están sus hermanas aquí entre nosotros? » Y se escandalizaban a causa de él.
4 Jesús les dijo: « Un
profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de
prestigio. »
5 Y no podía hacer allí
ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles
las manos.
6 Y se maravilló de su
falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando. (Mc.
6,1-6)
Treinta años vivió Jesús en Nazaret junto con su madre
María y José, su esposo y padre adoptivo de Jesús. Y en todos estos años se
acogió al silencio y a la reserva de una vida escondida. Es éste un gran
Misterio, cómo el Hijo de Dios no reveló su personalidad divina, de forma que
nadie de su pueblo pudo imaginar quién era Jesús y la misión que tenía acerca
de la salvación de todos los hombres.
José y María no eran conocedores de estas grandezas por
el diálogo y el roce cotidiano de sus vidas, sino por el anuncio de un ángel,
primero a María y después a José. Cuando Dios manifiesta sus misterios, no hay
más qué hablar, se sabe todo desde el interior y sólo queda adorar y dar
vueltas en el corazón para más amar…
Así, ante sus paisanos, Jesús no podía ser más que “el
carpintero”, “el hijo de María” y el primo de tantos que han vivido con él,
aunque no lo han conocido. Desde esta perspectiva humana esto era “normal” y
así los suyos, los de su casa, “no lo acogieron”…
No es el primer caso en la Biblia de este rechazo y
hasta persecución a manos de sus parientes y amigos. El caso de Jeremías es
paradigmático de lo que es la persecución y el escándalo de los suyos. Primero,
fue elegido por Dios desde muy joven y esto ya era un camino para la
desconfianza. Ello se agudizó con el tiempo, de forma que Dios le puso en alerta:
“Entonces, Yahveh, me descubriste sus maquinaciones. Yo
estaba como cordero manso llevado al matadero y no sabía los planes que contra
mí tramaban… Incluso tus hermanos y la casa de tu padre, esos también te
traicionarán, no te fíes de ellos” (Jr.11,18; 12,6)…
Los dones de Dios, o se acogen o nos irritan llevándonos
al odio y a la envidia… Esto es muy grave, porque ante la Palabra de Dios no
podemos estar indiferentes o lejanos, pues o la acogemos con todo nuestro
corazón o nos irrita y la rechazamos hasta llegar a querer destruirla, para que
no nos arguya ni nos denuncie…
¡Que Dios no permita que nos endurezcamos ante su
Palabra, ya sea en nuestro corazón corrigiéndonos; ya en su presencia real en
la Eucaristía, donde se nos pide amar mucho y pensar poco… O también ante el
hermano solo y necesitado, en quién está Cristo real y presente!…Son diversas
presencias que nos pueden desconcertar y hacer salir de nuestros modos tan
humanos de pensar y obrar…
Él es Dios, el Señor, y ha condescendido bajando a nuestra
natural pobreza; y nosotros somos sus pequeñas criaturas, siempre en deuda con
nuestro Padre Dios. Su visita a nosotros es una condescendencia de su Amor y no
una necesidad…
¡Acojámosle con rendida gratitud y recibiremos toda su
misericordia y ternura, de las que estamos tan necesitados… ¡
¡Que no tengamos que oír un día de sus labios: “! Qué
poca fe, ¿por qué has dudado?!”…
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