"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
Comentarios a la Palabra de Dios
DOMINGO VII DE PASCUA
CICLO
C
-
LA ASCENSION -
Act. 1, 1-11
1 El primer libro lo
escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio 2
hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu
Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo.
3 A estos mismos,
después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al
Reino de Dios. 4 Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se
ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, « que
oísteis de mí: 5 Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en
el Espíritu Santo dentro de pocos días ». 6 Los que estaban reunidos le
preguntaron: « Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de
Israel? » 7 Él les contestó: « A vosotros no os toca conocer el tiempo y el
momento que ha fijado el Padre con su autoridad, 8 sino que recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra. » 9 Y
dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus
ojos. 10 Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les
aparecieron dos hombres vestidos de blanco 11 que les dijeron: « Galileos, ¿qué
hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús,
vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.»
(v. 1-2)
- El primer tratado es el Evangelio de Lucas y hace referencia a
Lc. 24, como enlace para este segundo libro en que habla de la obra del
Espíritu Santo (Lc. 24, 49). Todo el Evangelio se reduce a los hechos y palabras de
Jesús. El Evangelio de Marcos da primacía a los hechos ante las palabras. Y
todo esto hasta el día en que fue arrebatado a lo alto, pues en
este momento dio instrucciones a los que Él se había elegido (Lc. 6, 12-16).
Las órdenes son muy precisas (Lc. 24, 49) pues se refieren a la fuerza que han
de recibir del Espíritu Santo.
(v.
3) - La Pasión de
Jesús, la elección de los doce, las instrucciones, todo ello cobra validez
porque se ha presentado él mismo vivo y son muchas las
pruebas, más de las que habla el Evangelio (Lc. 24) (I Cor. 15, 3-7) (I
Cor. 15, 8s.; 9,1) (Gal. 1,1).
- Durante 40 días, es decir, el tiempo
que media entre la Pascua y el hecho de la Ascensión y en los que Jesús
resucitado, instruía a sus apóstoles sobre el Reino de Dios y les infundiría fe
y revelaciones esenciales poniendo los cimientos del mensaje y de su obra (24,
13-31) (24, 44-49) “Y les abrió la mente
para que entendieran las Escrituras” (24, 45).
(v.
4) - Esta última
comida de Jesús con los discípulos fue una comida comunitaria. Es
peculiar de Lucas la orden de quedarse en Jerusalén porque Jerusalén es para
Lucas el lugar de la salvación (se ve en muchas citas de su Evangelio) y allí
han de esperar la promesa del Padre. El Espíritu Santo es el gran
objetivo de Cristo resucitado (Jn. 15, 26; 14, 26) (Mt. 26, 29) (Lc. 11, 13).
(v.
5) - Las palabras
del Bautista son empleadas por Jesús porque hay correspondencia entre el
bautismo de Juan y el del Espíritu Santo.
(v. 6-7)
- En esta pregunta aparece la imagen del Mesías político
que ha de liberar al pueblo de la opresión, son las esperanzas de los
vaticinios mesiánicos de los profetas del Antiguo Testamento (lc. 1, 32s.).
Pero Jesús en su respuesta no presta atención a la idea del Mesías sino en el “ahora” (Mc. 13,
32). Sólo el Padre tiene autoridad para determinar el final y aunque nos manda
esperar una Parusía inminente, es un misterio el día y la hora.
(v.
8) - La tarea de
los apóstoles es universal, no se va a reducir a restaurar el Reino de Israel
(10, 39) (24, 47). La misión comenzará en Jerusalén ( 1ª etapa); se ampliará en
Judea y Samaría (2ª etapa) y llegará hasta todo el orbe (3ª etapa). Este
proceso se aprecia bien a lo largo del libro de los Hechos. Su testimonio sería
peculiar: Jesús será el contenido de ese testimonio de los apóstoles: el Cristo
anunciante se convertirá en el Cristo anunciado. Y este testimonio lo darán por
la fuerza que les otorgará el Espíritu Santo, porque sentirán
que Jesús está con ellos. No sin razón esta fuerza está puesta delante del
testimonio (Jn. 15, 26s.) (Mt. 28, 16-20).
(v.
9) - La ascensión
del Señor es un hecho perceptible (lc. 24, 50s.) y está íntimamente vinculado a
la Resurrección (lc. 24, 26) y es una nueva manifestación del Kyrios ensalzado.
Con esta subida a los cielos habilita el nacimiento de la iglesia actuando
invisiblemente en su comunidad y en sus apóstoles.
(v. 10-11) - Los “ángeles” medianeros e intérpretes de la acción de Dios les dicen: “este mismo Jesús... volverá” Es la fe en la segunda venida del Señor, este es el sentido de las ascensión a los cielos pues la Iglesia que ahora
peregrina se encontrará al fin con el Señor en la gloria.
Ef. 1, 17-23
17 para que el Dios
de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de
sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente;
18 iluminando los
ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis
sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia
a los santos,
19 y cuál la soberana
grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia
de su fuerza poderosa,
20 que desplegó en
Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los
cielos,
21 por encima de todo
Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo
en este mundo sino también en el venidero.
22 Bajo sus pies
sometió todas la cosas y le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia,
23 que es su Cuerpo,
la Plenitud del que lo llena todo en todo.
(v. 17)
- Pide S. Pablo el Espíritu Santo en beneficio de los fieles de
Efeso, un conocimiento creciente en la fe. Confía por su forma de hablar en que
Dios dará cumplimiento a su petición. Para él Dios es aquí “el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de
la gloria” (1, 3). Toma en serio
que Cristo es hombre y mediador (conoce muy bien la divinidad de Cristo) I Tim.
2, 5; es el Dios al que Jesucristo como criatura y hombre se ha dirigido y
orado. Pero este Dios nos ha dado a su propio Hijo (Rm. 8, 32), es “nuestro Señor Jesucristo”, de aquí la confianza en la oración de Pablo (Jn.
16, 23; 15, 16).
- También es “Padre de la gloria” = “Padre
en su gloria”. El concepto bíblico de
gloria de Dios: KABOD, significa 1º) gravedad, peso, plenitud.
Es al Dios rico porque Pablo es indigente y sabe que Dios se desborda en amor y
gracia. Un segundo concepto de Kabod = gloria: 2º) un Dios que
busca su gloria y la encuentra en el don (Ez. 39,
25-29) (Jn. 12, 27s), “Santificado sea tu
nombre” (1, 6.12.14). Un tercer concepto: 3º) cuando Dios
se glorifique en nosotros, no hemos de retener nada sino hacer revertir
toda la gloria a Él en acción de gracias y alabanza.
- El objeto de la oración es “espíritu de sabiduría y de revelación”. “Sabiduría” para los antiguos es un saber vital, de aquí
que pida Pablo una fe impulsora de nuestra vida; “de revelación”, otro don del
Espíritu Santo que él mismo tiene (I Cor. 14, 6) y lo que supone en los otros
(I Cor. 14, 26), es descubrir la verdad ya apreciada en la fe, de formas más
interior y vital: caer el velo de lo que ya sabíamos. Y estos dos dones para
su conocimiento (Col. 2, 2), es decir, no para conocer su esencia,
como es entre los griegos conocer, sino comprender la acción de Dios, la
voluntad de Dios sobre nosotros.
(v. 18)
- Cuando un semita habla de corazón, dice la sede de
las facultades superiores, el conocimiento. Pablo ha oído hablar de la fe y del
amor de los Efesios y ahora pide el pleno conocimiento de la esperanza
de su llamada, una esperanza que tiene a Dios mismo como medida y que es
comunitaria: “entre los santos”,
un coro de muchas voces llenas de júbilo.
(v. 19-20) - La tercera cosa que
pide es tan grande que acumula expresiones para referirse al omnipotente poder
de Dios desplegado en Jesucristo: “su
poder con respecto a nosotros” y es que
(2, 5ss.) lo que el Padre ha hecho en Cristo, lo ha hecho a los creyentes, pues
al ser bautizados en la muerte y resurrección de Cristo hemos recibido de la
cabeza una unión vital con Él. “Sentarse
a su derecha” es para Pablo que
Cristo ha sido introducido en el señorío divino.
(v. 21) - “Supremacía sobre todas las potencias angélicas”. En la región de Éfeso se había iniciado un falso
culto a los ángeles y a las potencias menoscabando el poderío de Cristo que es
universal. Esta jerarquía de ángeles le viene muy bien a S. Pablo para afirmar
que el glorificado domina todo lo que hay en la tierra y en la eternidad y en
todo “nombre que se nombre”.
(v. 22)
- Por ser Cristo elevado sobre los cielos nos lo acerca S. Pablo y
nos lo baja desde su altura celeste a una zona vital nuestra: es Señor de la
Iglesia que es la cabeza. La imagen del Cuerpo y la Cabeza que son la
Iglesia y Cristo respectivamente están muy desarrolladas en las cartas de la
cautividad (Ef. y Col.). “Puso
todo bajo sus pies” (Sal. 8, 7) (Heb. 2,
8). Todo, es decir, en las zonas y regiones del mundo invisible del espíritu. Y
la Iglesia que es su Cuerpo no está al margen del “Todo”. Cabeza y Cuerpo forman
una unidad, así el que se separa de la Iglesia se separa de Cristo.
Y la Iglesia está sometida a la Cabeza de quien procede la dirección y la guía.
Esta soberanía pasó por la humillación, así la palabra de la Iglesia es palabra
de Cristo. Lo visible es manifestación de la Cabeza invisible y esta
soberanía del Cuerpo es vencimiento sobre el mal como Cristo.
(v. 23)
- 1º) La Iglesia es la plenitud de Cristo, porque es llenada por Él, regalada y gobernada.
- 2º) La Iglesia es su plenitud,
porque ella se la da a Él haciendo un Cristo perfecto. Esta segunda
interpretación parece la que quiso dar S. Pablo.
¡Qué grandiosa visión de la Iglesia!. Cristo
cabeza de la Iglesia; Cristo plenitud; Cristo cabeza
del universo. (1, 10). Plataforma desde la que recapitula todo, su Iglesia.
Cada ser es un pequeño mundo, fuente de irradiación, desde donde Cristo va siendo
todo en todo.
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