"Ventana abierta"
‘Cerca de los cristianos
perseguidos’
Carta pastoral del Arzobispo de Sevilla
Queridos hermanos y
hermanas:
El 10 de noviembre de 2015
celebrábamos en la capilla real de nuestra catedral una Eucaristía de acción de
gracias con motivo de los cincuenta años de historia de Ayuda a la Iglesia
Necesitada en España. Nacida en 1947, de la mano del Padre premostratense
Werenfried von Straaten con la bendición del papa Pio XII, tuvo desde sus
orígenes la finalidad peculiar de ayudar a las Iglesias que vivían tras el
Telón de Acero en sus necesidades específicamente pastorales, sin descuidar las
necesidades materiales en una época de hambre en los países centroeuropeos al
final de la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando el Padre Von Straaten
mereció la denominación de Padre Tocino, por las grandes cantidades de este
artículo que entonces repartió. El pasado 22 de marzo en la sala de prensa del
Arzobispado tuve el honor de acompañar a los responsables de Ayuda a la Iglesia
Necesitada en la presentación del informe de 2018 sobre la libertad religiosa
en el mundo. Entonces tuve la oportunidad de conocer más profundamente y
valorar los servicios esplendidos que esta institución presta al Iglesia en
esta hora.
Ayuda a la Iglesia Necesitada es
hoy una obra de carácter pontificio internacional, presente en 20 países.
Presta su ayuda a las Iglesias de 120 naciones, en campos tan importantes como
la construcción de templos, monasterios y seminarios, la formación de futuros
sacerdotes, religiosas y catequistas laicos, la creación de medios de
comunicación en países pobres, la compra de medios de locomoción para
misioneros y la publicación de catecismos, biblias y libros de formación.
En los últimos años, además de
todos estos loables cometidos, ha asumido la tarea de concienciar a la
sociedad sobre un problema mayor, los atentados que se producen en todo el
mundo contra un derecho humano fundamental, la libertad religiosa. Ayuda a la
Iglesia Necesitada denuncia los atropellos de que son objeto los creyentes en
muchos países del mundo. Un dato bien elocuente es que el 61 % de la población
mundial vive sin libertad religiosa. Ello significa que, de cada diez personas,
seis no pueden vivir y expresar su fe con libertad plena. Otro dato es que en
38 países no se tutela este derecho humano esencial. Destacan en este sentido
los países de mayoría musulmana, Afganistán, Bangladés, Irán, Arabia Saudí,
Emiratos Árabes y Yemen.
Otro tanto sucede en Corea del Norte, Birmania,
Vietnam y, sobre todo, en Indonesia, India y China. Todos estos países
representan a más de 3.000 millones de personas.
Otro dato relevante es que en
los últimos años la situación ha empeorado, cosa que apenas preocupa a los
gobiernos, a la Organización de las Naciones Unidas y a la Unión Europea. Otro
tanto cabe decir de la prensa, salvo algunas excepciones.
Un dato más nos
revela que la religión más discriminada y perseguida, en algunos casos hasta la
muerte, es el cristianismo y, más en concreto, el catolicismo. En torno a 500
millones de cristianos son discriminados o perseguidos por su fe cristina, de
modo que uno de cada cinco cristianos es víctima de persecución o ve mellados
sus derechos a causa de su fe. Un ejemplo paradigmático es la epopeya dolorosa
de Asia Bibi, una mujer católica pakistaní. Denunciada sin pruebas, fue
juzgada y condenada a muerte por blasfemia en 2010 por un
tribunal de su país. El juez que la condenó a muerte, le ofreció convertirse al
islam para salvar su vida. Asia respondió que prefería morir como cristiana que
salir de la prisión siendo musulmana, añadiendo: “He sido juzgada por ser
cristiana. Creo en Dios y en su enorme amor. Si el juez me ha condenado a
muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por él”.
Después de diez años en prisión, en octubre de 2018, el Tribunal
Supremo de Pakistán la absolvió debido a la carencia de pruebas. El 7 de
noviembre salió de la cárcel en medio de grandes tumultos.
Ayuda a la Iglesia Necesitada
con sus campañas e informes brinda a la sociedad la posibilidad de conocer la
tristísima situación de millones de creyentes en Jesucristo, que son
perseguidos o marginados a causa de su fe. Trata con ello de mejorar la
situación de estos hermanos nuestros. Nos invita también a encomendarles al
Señor y a ayudarles económicamente o con prestaciones personales.
Termino mi carta semanal
invitando a todos a conocer y valorar a la obra pontificia Ayuda a la Iglesia
Necesitada. Os invito también a ayudarle con recursos económicos en sus
campañas anuales, sobre todo con ocasión de la Navidad.
Estamos ante un
tema transcendental, pues está en juego la defensa de uno de los primeros
derechos humanos, la libertad para vivir y practicar las propias creencias.
Para los directivos y
voluntarios de la Institución y para todos los donantes, mi oración para que el
Señor les sostenga y acompañe en su tarea y compromiso. Cuenten también con mi
saludo fraterno y cordial y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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