"Ventana abierta"
Carta pastoral del Arzobispo de Sevilla con motivo de la Jornada de la
Infancia Misionera 2018
Queridos
niños y niñas de nuestra Archidiócesis:
El próximo domingo 28 de
enero, celebraremos la Jornada de la Infancia Misionera con el lema “ATRÉVETE A
SER MISIONERO”. Es un lema audaz y valiente. ¿Quién puede atreverse a ser
misionero? A veces imaginamos al misionero como un hombre o una mujer jóvenes y
vigorosos que emprenden una vida difícil y dura en tierras lejanas. Muchas
veces es así. Pero la llamada a la misión a la que nos invita Jesús no es
exclusivamente para los jóvenes. Todos, cualquiera que sea nuestra edad y
condición, estamos llamados a comprometernos valientemente en el anuncio de
Jesucristo. Pero no sólo en tierras lejanas, sino también en nuestro entorno.
También vosotros, queridos niños y niñas, estáis invitados a ser aquí
misioneros valientes.
El Papa Francisco nos recuerda en su exhortación
apostólica Evangelii
gaudium que “en virtud del Bautismo recibido, cada miembro del
Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19)”. Por
tanto, todos los bautizados estamos invitados a ser misioneros. Es una
exigencia de nuestro ser cristiano.
Atreverse a ser misionero
significa atreverse a anunciar a Jesucristo, su vida y mensaje como una buena
noticia. Y qué mejor noticia que decir a nuestros amigos, vecinos o compañeros
de estudio, que Dios es Amor, que nos quiere y nos ama inmensamente, y que la
expresión máxima de ese amor es que se encarnó en Jesucristo para salvarnos,
para llenarnos de vida, de ilusión, de esperanza.
Atreverse a ser misionero
es atreverse a construir un mundo mejor para todos, más fraterno, en el que
hombres y mujeres, niños y niñas, sintamos que somos igual de importantes para
Dios, vivamos solidariamente entre nosotros y sintamos que Dios es la fuente de
ese amor que nos une y dignifica a todos.
Atreverse a ser misionero
es atreverse a compartir una caricia, un beso, un apretón de manos con aquel
que se siente solo o sufre por cualquier causa. Cuántas veces, queridos niños y
niñas, habéis experimentado el amor y cariño de vuestros padres cuando os
habéis sentido tristes. Ese amor os ha dado vida y os ha animado a seguir. Pues
mucho más grande es el Amor que Dios nos tiene a todos. Atreverse a ser
misioneros es mostrar, aunque sea tímidamente, ese amor a quienes estando cerca
de nosotros, en el barrio o en el colegio se sientan tristes. Dios nos mira y
nos ama con pasión. Atrevámonos a compartir esa experiencia amorosa con los
demás. Eso es ser también misioneros.
Al igual que los
misioneros y misioneras llevan el Evangelio a todos los rincones del mundo y su
mensaje está lleno de amor y esperanza, también vosotros, queridos niños y
niñas, podéis anunciar la Buena Noticia del Amor de Dios a vuestros amigos y
compañeros de colegio e incluso a vuestros familiares. Una manera de ayudar a
los misioneros y misioneras que están en tierras lejanas e incluso de ser
vosotros mismos misioneros es rezando, pidiendo a Dios por los misioneros, por
las personas a quienes atienden, y de manera especial por niños y niñas de esos
países, pidiendo a Dios que nos dé a todos un corazón sensible y solidario con
los sufrimientos de los demás. Rezar así es muy importante y lo podéis hacer
solos o en compañía de vuestros padres, o con los compañeros de colegio o de
catequesis. Rezando juntos, en comunión, es también un modo precioso de ser
misioneros.
También podéis ser
misioneros aportando algo de vuestros ahorros a la colecta de esta Jornada y
animando a otros a hacerlo. Así prolongaréis vuestra participación, durante la
última Navidad, en la operación SEMBRADORES DE ESTRELLAS, en la que regalabais
con una sonrisa en la calle preciosas estrellas de Navidad que anunciaban el
mensaje de Jesús. Este gesto seguro que ha provocado sonrisas en la gente, y ha
ayudado a tomar conciencia del auténtico espíritu navideño. De esta manera,
vosotros mismos pasáis a formar parte de la gran familia misionera, generosa y
solidaria con los más necesitados. Adultos, jóvenes y niños, todos estamos
invitados a atrevernos a ser misioneros, y juntos, lo haremos mejor.
Concluyo con estas
palabras del papa Francisco en la que nos invita a ser misioneros: “Discípulos
misioneros que saben ver, sin miopías heredadas; que examinan la realidad desde
los ojos y el corazón de Jesús, y desde ahí juzgan. Y que arriesgan, que
actúan, que se comprometen. […] [Que] la intercesión de nuestra Madre nos
acompañe en nuestro camino de discípulos, para que, poniendo nuestra vida en
Cristo, seamos siempre misioneros, que llevemos la luz y la alegría del
Evangelio a todas las gentes”.
Que la Santísima Virgen
os ayude a todos, queridos niños y niñas, a ser valientes y a comprometernos en
la misión. Para todos vosotros y para todos los que os han acompañado de una
forma o de otra en la bella tarea de colaborar con los misioneros y misioneras,
mi abrazo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
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