En esta Navidad de 2012.
Conrado Monreal ss.cc., superior de la comunidad de la Casa Provincial-SS.CC., leyó en la Nochebuena el siguiente pregón navideño.
San Francisco, el de Asís, cogió del ramal a la mula y al buey y los puso en el pesebre.
Francisco, el sencillo, veía que la mula y el buey, con sus grandes orejas y según el Profeta, escuchaban mejor la Palabra de Dios que los oídos duros de su pueblo. Por eso los puso presentes en el portal.
Habían estado labrando la viña todo el día y la noche era para ellos descanso gozoso, cerrando los ojos para no ser deslumbrados por las estrellas.
La mula guiñó el ojo al buey para retirarse a un rincón de la cabaña.
Comenzaba a llenarse de pastores y el recinto era pequeño.
Nuestro aliento, es verdad, que daba un poco de calor húmedo al niño, pero la alegría y los arrumacos al niño lo ponían las manos duras y callosas de los pastores.
La sonrisa la ponía la madre.
Sentimos que nuestro trabajo era importante y que el servicio y sencillez algo valioso, sentimos en nuestros ojos el calor de la paz.
El agradecimiento lo puso José peinando con sus manos nuestros lomos.
Luego nos dormimos y al día siguiente fuimos a trabajar a la viña.
¿No habrá que volver la mirada al niño de la cabaña para sembrar paz grande y paces chiquitas y para brindar por tanta gente pequeña que siembra de amapolas el jardín de la esperanza?
Su vida estuvo mojada de sencillez como si la hubiera besado la frescura del rocío.
Ojala que para nosotros el mirar a sus ojos sea como beber en una fuente.
Por eso el símbolo de este año queremos que sea su presencia colgada de nuestros ojos.
Feliz Navidad y un nuevo año venturoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario