que están los pastores.
Ellos te traen quesos,
ellos te traen flores.
que vienen los Magos.
Melchor, si le vieras,
los ojos muy largos,
Baltasar muy negros
y Gaspar muy claros.
que nace mi llanto.
No cierres los ojos,
que te está mirando
un pastor sin madre
que vino descalzo
a ofrecerte un cuenco.
lleno de azulinas
de las de tus campos.
que te están rezando!
que llora música.
¡Vamos a verle todos
con aleluya!
¡Qué resplandores!
¡Vamos a verle todos
no sea que llore!
en el pesebre…!
Vamos a ir despacio
para que no se vuele.
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
fue a repostar
más allá del quinto pino…
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su ‘Longinos’.
no llegamos y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres Reyes se han perdido-.
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Melchor le dijo al oído:
- Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empuja al bicho.
-ya cantaban pajarillos-
los tres Reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero -repitió el Niño.
cabizbajos y afligidos.
le hace cosquillas al Niño.
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