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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 30 de diciembre de 2012

Fiesta de la Sagrada Familia. 30 -Diciembre - 2012.

     "Ventana abierta"


Fiesta de la Sagrada Familia

Monición de entrada, Hna Clarisa:

"Hermanos, paz y bien en el "Año de la Fe":
Estamos en Navidad, y en medio de la Octava celebramos hoy la Fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, desde el Monasterio de las Hnas Clarisas de la Inmaculada y San Pascual, situado en el Paseo de Recoletos de Madrid, y desde aquí, nos ponemos en comunión con todos los enfermos e impedidos.


Homilía
 D. Manuel González López. Capellán del Monasterio de las Hnas Clarisas.


No son pocas las personas que en estos últimos días después del 25 de diciembre te llaman, te escriben, hoy estamos inundados de e-mail, diciendo
"Con un poco de retraso..., todavía con un poco de retraso, pero felices fiestas".

Hay que agradecer siempre. Yo siempre digo:

"No lo merezco, pero lo agradezco".


¡No, no, si es que ahora es cuando hay que felicitar!

Porque Navidad, como Pascua, no se reduce únicamente a un día, el 25 de diciembre. Navidad, como Pascua, se vive intensamente, se profundiza en ese misterio durante 8 días. Durante 8 días en la liturgia estamos diciendo: "hoy, hoy, hoy..., es como si el Misterio insondable no pudiese ser contenido en un único día para la celebración. Qué magnífica enseñanza la de la celebración cristiana, repetir durante 8 días sistemáticamente:

"Hoy es Navidad ".

 



Cada día tendrá su acento, sus lecturas, sus cantos, porque en definitiva Navidad, como cualquier fiesta cristiana, es un diamante, un diamante con una gran multiplicidad de caras, y cada día, cada año, en cada situación contemplamos un aspecto de ese Misterio, que como digo, nos traspasa, hace que nos quedemos absortos ante él.

Lamentablemente la "cultura"- entre comillas- el tema de cultura actual pone luces y nos llena las calles ya el 23 de noviembre prácticamente, y ya por todos los sitios, entre vender polvorones y peladillas en noviembre, cuando no en octubre, pues, parece como que Navidad está ahí efímero en el mes de diciembre; y cuando las cosas no se concretan, cuando no hay capacidad de concreción las cosas se difuminan.

Peor es todavía que los cristianos digamos en pleno mes de diciembre:

"¡Oye, vamos a organizar una comida de Navidad!".

Será una comida de Adviento porque en Navidad... Navidad no es hasta el 25 de diciembre.

Eso está en el vocabulario, ¡eh!

 


Pararnos hoy en medio de la Octava de Navidad a contemplar esto, es fundamental para entender que Navidad es un tiempo precioso, magnífico, sensacional, profundísimo, pero tiene como tres ámbitos distintos:

* Los 8 días primeros.

* Los días que van hasta la Epifanía, que en total suman 12, las famosas 12 noches de Navidad, una tradición antiquísima, preciosa que hemos de recuperar en número simbólico de 12.

* Y después, días que llamamos de Navidad, pero que son más bien epifánicos, porque después de Epifanía ya no contemplamos al Niño, ¡eh! Las lecturas, los textos ya hablan de la Epifanía, de la aparición de Cristo como Luz, ya de adulto; de hecho esos días desembocan en la fiesta del Bautismo de Jesús con unos 30 años.


¡Qué magnífica pedagogía la de estos días!, y conocerla bien nos hace centrarnos en lo que estamos viviendo, en esa magnífica pedagogía. Hoy todo se centra en el misterio de Navidad acentuado por una Familia, una Familia que es marco de referencia para las nuestras, el marco de referencia para la convivencia humana y que es también posibilidad de mirar en torno a Jesús, a su Bendita y Virgen Madre y al esposo de Ésta y custodio del Redentor, para pedirles a Ellos que entendamos, que valoremos, que sepamos lo que significa Navidad. Nadie mejor que Ellos.



María tumbada. 

 

El Niño fajado puesto en un pesebre. 

José siempre retirado de la escena, porque José no es el padre de Jesús, aunque aparece como su padre, porque en definitiva en esta Familia, lo peculiar es que Dios ha querido encontrarse con los hombres, y los hombres aprendemos de esta Familia que a Jesús lo encontramos en la Casa del Padre, entre las cosas del padre, es decir, que la Familia se encuentra -como pasa en el Evangelio de hoy- en la Casa del Padre, que la familia se encuentra asímismo cuando hay una buena relación con Dios, que la familia se asienta en algo que la supera, porque las relaciones familiares son siempre de gracia.

No hemos escogido a nuestros padres, ¡eh!, no hemos escogido a nuestros hermanos, ni siquiera hemos escogido a nuestros hijos. Lamentablemente hoy -y hay que denunciarlo tal día como hoy- cuando vemos menos chavales, es porque hay madres que matan a sus hijos en su propio seno; elegimos la posibilidad de cómo tener un hijo, pero esos hijos están vivos en el Señor.


La familia construida en la voluntad de Dios, la familia construida con visos de eternidad, la familia construida según Dios quiere no está exenta de cruz ni de dificultades, y sin embargo, en la familia aprendemos como en una escuela y taller a encontrarnos, aprendemos a valorar, aprendemos a dar el sentido a nuestra vida.

Hoy solemos decir habitualmente que celebramos a la Familia de Nazaret, yo prefiero añadir, que celebramos a la Familia de Belén, pero también celebramos a la Familia de Egipto, porque antes de llegar a Nazaret, al ocultamiento, a la vida familiar, hemos de entender lo que significa Belén y lo que significan las promesas.

Probablemente ninguna Navidad como esta se ha hablado tanto del asno y el buey, hasta encontramos artículos en los periódicos, y comentarios y chascarrillos... Y es que en definitiva, cuando uno profundiza, uno entiende.



Estos días de convivencia con otros compañeros sacerdotes y chavales que intentamos que entren al Seminario o que están iniciándose en la formación, yo les decía a ellos, hay que entender lo que significa cada cosa, que de lo superficial aparentemente se puede llegar a ahondar con profundidad.

Es magnífico que estos días  la gente esté comprando y regalando -y ojalá se haga mucho más- el libro del Papa y que se lea, comprando, regalando, leyendo, ¡que se lea!, porque un problema nuestro es la gran superficialidad con la que abordamos tantos problemas, porque no leemos, porque no profundizamos, y eso nos hace mirar hoy, no siempre, a algo idílico que es la Familia de Nazaret, sino que ha supuesto la Familia de Belén y el cumplimiento de las profecías.

Hoy querría yo acentuar un aspecto que a veces olvidamos, la Familia de Egipto, porque hoy es también la imagen de la Familia huyendo a Egipto, dejando casa, amigos, familia, tierras por la causa del Evangelio, María y José tienen que dejar su ámbito -y eso es duro, ¡eh!- por Jesucristo.




En Medio Oriente, hoy en Asia, pero también en África, o en Iberoamérica cada año crece la persecución contra los cristianos, y al hablar de cristianos estamos hablando de Cristo, porque cuando es perseguido un cristiano es Cristo quien es perseguido.

La expansión del islamismo radical y la pervivencia, aún hoy, pasada de moda pero lamentablemente muy muy poderosa de regímenes comunistas o populistas de izquierda que restringen la libertad religiosa han llevado a millones de familias, a millones de seguidores de Cristo a tener que abandonar sus casas, sus familias, o a vivir en tantos casos, si no es tan drástico, a vivir una vida de silencio, de clandestinidad y de falta de libertad. Y esto ante la indiferencia de gobiernos occidentales, ante la indiferencia, y lo que es peor, que nosotros mismos confundimos en familia la alegría, con lo que supone un poco de champán, ahora hay que decir cava, o si queréis, espumoso, pero todos me entendéis.

Hoy es un día para recordar lo que el Concilio Vaticano II dice; que la familia es la escuela del más rico humanismo y que habla de confiar, confiar de verdad.



Hay que mirar a la familia, y esto hay que construirlo, no simplemente por tener la misma sangre ya somos familia:

La familia hay que construirla día a día.

La familia hay que cuidarla.

La familia tiene un aspecto fundamental.

La familia es lo más importante que tenemos.

La familia es el núcleo básico de la sociedad.

La familia es anterior al Estado, y seguirá cuando no haya Estados

-y no quiere decir que haya que romper los Estados- como ocurre a veces cuando uno no se entiende, que coge el canasto de las chufas y dice, me marcho, ¿no?

¡No, no se puede romper ni país, ni se puede romper una familia porque haya una dificultad!

En familia hemos aprendido a ceder a dialogar, a obedecer, a crecer.

El Niño crecía, dice el Evangelio:

"María guardaba en su Corazón y el Niño crecía ".

Y esto no es únicamente para escucharlo, sino para hacerlo oración de nuestra vida y práctica concreta, guardar en el corazón, profundizar, ahondar y crecer.



Cuántas veces vemos tanta gente que tiene una adolescencia perpetua, o que están torcidos..., y es porque muchas veces la sociedad no es consciente de que a lo que hay que apoyar fundamentalmente es a la familia.

¿Cómo entender la situación actual de crisis, sin la solidaridad de tantas familias?


No hace dos semanas me decían aquí, que una familia tenía que aumentar cada día la sopa echando más harina y agua; gente que hace unos meses era como nosotros, que han quedado los dos en paro directamente.

Cuántas familias viven con la pensión de los abuelos. Ese concepto de familia nace del Evangelio.

No es, como dicen algunos la sociedad, la familia tradicional como alternativa a otras maneras de familia... Es la familia que brota después de haber escuchado los textos de hoy, cuando se valora que a Dios se puede encontrar -cuando Ana, la madre de Samuel, le dice a Alcana, lo que más quería que era este hijo: "Cuando lo destete, yo lo voy a dar a Dios, porque estará en mejores manos que en las mías"- es cuando somos capaces en familia de valorar la vocación misionera, monástica, religiosa, sacerdotal, consagrada..., si eso lo valoramos, estamos ahondando y poniendo fundamentos en lo que es el futuro de una sociedad.

No puede haber dictaduras con respecto a la familia, los poderes públicos tienen la obligación -para eso existen- no hay poderes por la Gracia de Dios ¡eh!, los poderes existen hoy por voluntad del pueblo, y el pueblo tiene que ponerlos o quitarlos cuando no responden: No hay nadie ungido en este momento que diga, "estoy aquí si es para servir", no veo yo claramente en nuestro país que la familia ocupe la prioridad, que por encima del dinero, del capital, estén las personas concretas. No veo yo que se hayan cambiado leyes que deseábamos hace un año que fuesen cambiadas inmediatamente porque son injustas. Es difícil decirlo porque nos da miedo, pero cuando somos capaces de vivirlo y agradecerlo, somos capaces de vivir y agradecer la vida familiar, de proponer para otros -no somos nadie para imponer nada-  el ideal que hemos descubierto, ahí se basa la misión y la nueva evangelización.

Hoy en tantos lugares en torno a los Obispos las familias se reunirán como familia diocesana, simplemente para gozar, cantar la alegría de la Navidad.

¡Estamos en Navidad!

Dios se ha hecho Familia de los hombres, y eso cambia radicalmente nuestra concepción de la familia y del ser humano.

Dios se ha hecho un hombre, para que el hombre se haga Dios, eso se llama un magnífico intercambio, un admirable comercio, y así somos salvados.
 ¡Eso es Navidad! 
 A lo mejor no hay espumillón, ni cava, a lo mejor no suenan muchas campanas en Belén, amigos, pero nadie podrá quitarnos esa alegría. Navidad permanece porque Navidad es el comienzo de la Pascua.

Tantas veces en tantos lugares donde no hay misa lamentablemente porque estáis esperando un presbítero, lo habéis oido decir:

¡Felices Pascuas!

Pascua significa paso, no deseo otra cosa más que el Señor pase.


En estos días nos enfrentamos ya también a un Año Nuevo, que éste sea de Gracia.

Vamos a hacer grandes propósitos, no vamos a faltar a misa el día 1 de enero o la tarde del 31 de diciembre para cantar el Te Deum y dar gracias, o para cantar el Veni Creator y pedir la fuerza del Santo Espíritu para un Año Nuevo, y así nuestras familias con nuestra abnegación, silencio, apoyo y comprensión -nunca imposición y siempre propuestas- caminarán mejor en el año venidero.

¡Que así sea!

 

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