"...Dejad el Nacimiento, dejad el Portal, los regalos, los cantos, la ternura que os embarga.
Dejad este paisaje de Belén, del íntimo belén de la casa y del Belén Universal, y acudid a las calles, a las oscuras calles donde nacen niños que ya están acechados por los Herodes de la explotación, el maltrato, el abuso de la inocente indefensión.
Acudid a los millones de portales urbanos, a los barrios marginales, a la soledad de tantos niños recién nacidos o con varios años de vida, y sueñan personas que los defiendan, que los quieran, que los salven de tanta maldad que acecha.
Dejad el Nacimiento y acudid a los pueblos, a las ciudades donde la infancia es carne de sacrificio sin escrúpulo.
Dejad a este Niño recién nacido, al Niño-Dios, salvad a los otros, a Éste, hace ya 2000 años que le hicimos entre todos la cruz de su Muerte".
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