"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
ME VOY AL PADRE
16 « Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. »
17 Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: "Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver" y "Me voy al Padre"?»
18 Y decían: «¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir.»
19 Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: "Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?"
20 « En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. (Jn. 16, 16-20)
Juega aquí Jesús con las categorías del tiempo: “un poco ahora” y “un poco después”. Quiere Jesús que, interpretemos bien y sin equívocos el tiempo que, nos ha dado como hombres: primero “un poco” en que, éramos inconscientes, pero al final de éste, recibimos la infusión del Espíritu Santo en el bautismo. Y la fe, nos dio unos ojos nuevos con los que contemplar el mundo y nuestra vida. Todo, se llenó de esperanza y de vida sobrenatural. Pero el desgaste de “este poco” que, se quería manifestar como feliz, se vio entristecido por la llegada sinuosa, pero consciente del pecado. Un tiempo, “un poco” de grandes luchas, de caídas y levantamientos, de la esperanza recibida antaño y ahora desgastada por el tiempo. Pero, acabó ese tiempo de zozobres angustias y se abrió paso, de nuevo, la gracia que, nos ha traído Jesucristo con su Vida, Muerte y Resurrección. Y, los tiempos, “los pocos”, fueron de nuevo invadidos por su gracia y su amor.
Así, quiere Jesús que, a través de “sus pocos”, podamos interpretar nuestros tiempos. La vida breve de la predicación de Jesús fue tan sólo “un poco”. Unos, lo aprovecharon, haciendo vida su Palabra y con Ella, lo amaron. Otros, en cambio, no escucharon y por tanto no se convirtieron de sus caminos errados y perdieron la primera oportunidad en sus vidas. A esto, se refería Jesús al decir que, este “tiempo feliz” para los discípulos, daba a su fin.
Pero “otro poco después”, volverán a ver a Jesús cuando resucitado se aparecerá a sus fieles y les prometerá un Consolador, el Espíritu Santo. Ellos, pasaron de la tristeza de la Pasión y Muerte del Maestro, al gozo de su Resurrección, a la alegría. Una alegría que, ya nadie les podrá arrebatar: su esperanza de ver y estar un día con Jesús, pero ya eternamente por esto, será también en un gozo eterno. ¿Y el mundo?, el mundo seguirá “su poco de tiempo” gozando de lo efímero y huyendo del Amor, porque el amor propio ha cegado su visión, de sí mismos, de las cosas y de Dios. Y para éstos, sólo una luz cegadora de misericordia, como le sucedió a San Pablo en el camino de Damasco, les devolverá a los brazos del Padre, porque “Él, no quiere que nadie se pierda, sino que todos se salven”. Pero, para arrancar esta gracia de Dios, los que hemos creído en su Palabra y lo amamos, hemos de orar con oración de intercesión que, se haga fuego y pueda hacer arder la libertad de todos los hombres para que, se conviertan a Dios, al Dios fiel, al Dios del Amor, Aquél que, ¡nos espera siempre en todos “nuestros pocos de tiempo”!
¡Señor, danos esos “pocos de tiempo”, para emplearlos en orar, en pedirte por todos los hombres! ¡Para suplicarte que, el pecado no ensucie más la tierra que, con tanto amor, nos has dado! ¡Para que sea Alabanza de tu Gloria, por nuestra oración y nuestro amor a Ti y a los hermanos! ¡Qué así sea Señor! ¡Amén! ¡Amén!
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