"Ventana abierta"
ÁNGELUS
LA VIRGEN MARÍA COMO CRIATURA DE DIOS
P. Santiago Martín
Franciscanos de María
En 2001 entramos en el Nuevo Milenio de la mano de María y bajo su protección.
Y quiero empezar hablando de algo que normalmente no se dice - explica el P. Santiago Martín- me refiero a la Virgen María como criatura de Dios. Y digo que no se dice normalmente esto, porque para muchos, este aspecto de Dios Creador, de Dios Señor, es algo pasado de moda, es algo que incluso algunos empiezan a dudar hasta dentro de la Iglesia, y tiene tal fuerza el concepto de Dios Padre que es la plenitud de la revelación mostrada por Jesucristo, que para algunos esa palabra "Padre" hace olvidar todo lo demás, es como si diciéndole a Dios "Padre", ya no hubiera nada más que decirle.
Me parece algo equivocado y, creo además, que es una antigua herejía que se está poniendo de moda otra vez, la herejía de considerar el Antiguo Testamento despreciable, como si no tuviera nada que enseñarnos, como si solamente fuera importante el Nuevo Testamento; es una tontería, porque es como querer empezar una casa por los últimos pisos del edificio; la casa necesita una buena base, unos buenos cimientos y los primeros pisos, para después coronar magníficamente la obra.
Cristo vino a completar la Revelación, no a empezarla y, desde luego no a destruirla.
Por eso, fijándome en María, lo primero que tengo que decir de Ella, es que es una criatura de Dios, una criatura del Creador.
¡Fíjense! La palabra hijo aplicada al hombre, aplicada también a María, es una palabra que podemos dar sólo en cuanto se es hijo en el Hijo; somos hijos adoptivos, sólo Jesús era auténtico Hijo, nosotros somos hijos adoptivos, y lo somos en cuanto nos bautizaron, sin embargo todos somos criaturas de Dios: también el budista es criatura de Dios, también el ateo.
Y en cuanto a criatura, somos seres amados por Dios, no quizá de la misma manera o quizá con un matiz distinto que el Hijo, pero somos amados por Dios.
Por tanto, primera cosa que tenemos que decir de María:
¡Criatura de Dios!
En eso fue educada Ella, en un sentido de ver a Dios como su Creador, y eso tenía al menos cuatro características que no podemos olvidar:
1º. Si Dios es creador, hay cosas de Dios que yo no puedo entender, porque Él es el Creador y yo la criatura, forzosamente es más listo que yo, forzosamente tengo que aceptar el Misterio. ¡Y qué importante es aprender a vivir con el Misterio, a convivir con el Misterio, sobre todo cuando vienen los graves problemas de la vida! Si nosotros tuviéramos la humildad de maría para saber que, ¡Dios es el Señor y yo la criatura! y que no puedo entender todos los planes de Dios que me ha creado, seguramente algunos problemas se nos resolverían.
2º. Segundo aspecto de este concepto de criatura que vemos que lo tenía la Virgen María como buena mujer judía, "la obediencia".
Ella fue educada en la obediencia, mientras que nosotros -quizá porque se ha insistido exclusivamente en el contexto de Dios Padre- hemos sido educados en una especie de confianza, que es buena, pero muchas veces se presta al abuso. Tengo la impresión de que hoy para muchos, ya Dios no es Padre, sino que es "Abuelete", y por lo tanto tienen tanta confianza que se le han subido a las barbas. A Dios muchos ya no le respetan, le toman el pelo:
¡Es tan bueno...! ¡No pasa nada...! Voy a gastarle una broma y voy a hacer lo que yo quiera!
María nos enseña como criatura a respetar a Dios, es Alguien a quien hay que obedecer.
3º. Tercer aspecto de este concepto de Dios Creador, que Él ha creado, no solamente al hombre, sino a la Naturaleza que también es obra de Dios. Por eso la Naturaleza tiene que ser respetada, no puede ser destruida, manipulada: con el problema de la capa de ozono, con la tortura de los animales, con la basura que se deja cuando uno/a va de excursión, con los vertidos a los ríos o a los mares.
La Naturaleza es obra de Dios y Dios la protege, y no podemos manipularla porque Dios la cuida, y Dios va a pedirnos cuentas también de ella.
4º. Cuarto aspecto de la criatura es aceptarse a uno mismo, tenemos que aceptarnos a nosotros mismos como somos, somos obra de Dios y Dios hace las cosas buenas, no todos podemos ser altos, jóvenes eternamente, guapos, simpáticos, ricos, rubios, de ojos azules...
¡No! María se aceptaba y se quería como era.
Por eso, ante la Virgen, ante la verdadera Virgen del Cielo, la Virgen Blanca, esto es sin mancha, le pidamos:
¡Ayúdame a ser como Tú, a respetar a Dios, a respetar la Naturaleza, y ayúdame a aceptarme a mí mismo/a, como soy, a naturalmente querer mejorar, pero aceptarme a mí mismo/a, como soy.
Dame fuerza para quererme a mí mismo/a, para no tener un permanente complejo, que al final lo pago yo y lo pagan los demás!
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