"Ventana abierta"
San José,
el santo de la simplicidad, del sentido común, de la sencillez y del silencio
POR
ROBERTO EDUARDO BARON
PUBLICADA 18 MARZO, 2019 ·
ACTUALIZADO 30 ABRIL, 2021
José, como padre del
recién nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que
era un derecho inherente a la misión del padre.
José es quien transmite a Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la
descendencia de Abraham y la de David junto a las promesas del reino mesiánico
y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm 2,8; Ap 22,16).
Hablar o escribir sobre San José suele ser algo paradójico, ya que por un lado
resulta ser algo muy simple, y por la misma simplicidad muchas veces se nos
complica.
Pero San José es el santo de la simplicidad, el santo del sentido
común, el santo de la sencillez, el santo del silencio. Y se podría seguir
enumerando los calificativos de su santidad y todos sus atributos, y no se
trata de hacer eso en esta pequeña meditación, sino que reflexionemos sobre la
fiesta de San José y celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso, de
este hombre que Dios llamó a vivir de una manera sencilla y su respuesta total
a la realización del proyecto de salvación de Dios.
Para hablar de San José, es necesario hablar del silencio, pues es
el santo del silencio, porque desde ahí supo contemplar el misterio del plan de
Dios y porque solo en el silencio se encuentra lo que se ama. Solo en el
silencio amoroso es desde donde se puede contemplar el misterio más
trascendente de la redención, de un Dios que por amor se ha hecho hombre como
nosotros.
Bien podemos decir que San José es el santo modelo de la fe, porque supo
esperar contra toda desesperanza, por la fe aceptó a María y por la fe aceptó
ser padre en esta tierra de Jesús hecho niño.
Llama la atención que no escribió nada, no se tiene referencia que
haya dicho algo, simplemente obedeció con gran docilidad. Siempre a la escucha
de la voz de Dios, siempre dispuesto a obedecer a Dios, a pesar de que, más de
una vez, las cosas que se le mandaban no eran fáciles de aceptar.
La simplicidad de vida, el sentido común vivido con amor, haciendo ordinarias
las cosas más extraordinarias… y viviendo extraordinariamente lo ordinario,
porque todo lo vivió en referencia al Padre.
Hoy que hemos avanzado en el conocimiento de las ciencias naturales o en las
ciencias humanas, parece que hemos perdido el sentido común también en la vida
espiritual y nos cuestionamos cómo hemos de vivir el Evangelio, como se puede
tener certeza de que estoy obrando bien, y llegamos a reducir la vida del
Evangelio con portarse bien… y nos olvidamos que lo importante es amar y como
consecuencia del amor está el portarse bien.
Sentido común en la vida espiritual es vivir con docilidad la Voluntad del
Padre, es vivir con corazón agradecido por las bendiciones que de Dios hemos
recibido, es ser conscientes de la misión personal que se nos ha encomendado y
ser fieles a ese llamamiento.
Ser cristiano con sentido común, es vivir la fe sin buscar
protagonismos, vivir nuestra esperanza con la confianza de las promesas que se
nos han hecho y vivir cada instante de vida en el amor, sabedores que solo el
amor hace eterno el instante.
Ser cristiano con sentido común, es vivir la simplicidad de vida con la madurez
del realismo, que se traduce en esa conciencia de que se es capaz de amar y de
ser amado. Para hacer de cada acción, de cada instante, el punto de llegada y
el punto de partida de la realización de la promesa.
San José es Patrono de la Iglesia Universal porque a él se le encomendó el
cuidado de Jesús hecho hombre y el cuidado de la Virgen María, y es patrono de
todos los bautizados porque cuida desde el cielo por cada uno de nosotros que
le hemos sido confiados.
Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a
contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado.
Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo,
como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de
Jesús.
Pío IX lo declaró Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre
de 1870; aunque la fiesta fue suprimida más tarde. Actualmente le recordamos y
celebramos el 19 de marzo.
Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo,
como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de
Jesús.
El Papa Francisco confía la Iglesia a san José
ZENIT – 19 marzo
2019).- “San José, esposo de la Virgen María, siempre vela por toda la Iglesia
y la protege en todo momento”: este es el tweet publicado por el Papa Francisco
el 19 de marzo de 2019, en la fiesta de san José, que marca este año el sexto aniversario
de la inauguración de su pontificado (2013).
El Papa argentino está muy
apegado a san José. Recibiendo a los Oblatos de San José el 31 de agosto de
2018, exclamó: “Yo amo a San José, él tiene un ‘poder’. Durante más de cuarenta
años, he recitado una oración que encontré en un viejo misal francés que dice
de San José: ‘…cuyo poder hace posible las cosas imposibles’. El poder de san
José. Nunca, nunca dijo que no. Hay que tener coraje”.
También hizo hincapié en “las
virtudes simples y esenciales” de san José: “humildad”, “intimidad con el
Señor”, “silencio y vida oculta”, pero también “celo” y “actividad en beneficio
de la voluntad del Señor”.
Frente a sus superiores generales
en noviembre de 2016, había confiado el secreto de su “serenidad”: “¡No tomo
pastillas tranquilizantes!… Si hay un problema, lo escribo en un papel para san
José y lo pongo debajo de una estatuilla que tengo en mi habitación. Es la
estatua de san jose durmiendo. ¡Y ahora duerme bajo un colchón de papeles! Y
duermo bien: es una gracia de Dios”.
Solemnidad de San José. Mensaje de la
Comisión Episcopal para la Vida, la Familia y los Laicos.
San José, custodio de la Vida.
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