"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
EL PADRE Y YO, SOMOS UNO
17 Pero Jesús les replicó: «
Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo. »
18
Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo
quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndose a sí mismo igual a Dios.
19
Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: « En verdad, en verdad os
digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre:
lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.
20 Porque el
Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún
mayores que estas, para que os asombréis.
21 Porque,
como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da
la vida a los que quiere.
22 Porque el
Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo,
23
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no
honra al Padre que lo ha enviado.
24 En verdad,
en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado,
tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la
vida.
25 En verdad,
en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
26 Porque,
como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida
en sí mismo,
27
y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre.
28 No os
extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros
oirán su voz
29
y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que
hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.
30 Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. (Jn. 5, 17-30)
El
Padre y Jesús, son Uno, porque ambos son de la misma
naturaleza divina. Pero por ser Dos Personas distintas, cada una
tiene su propia voluntad para actuar. Mas, al ser Jesús, el
Hijo, la impronta del Padre, no hay en Él otra
actuación que la del Padre. Y esto es así, porque “el Padre
ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace”. Como Dios que
es, Jesús, sabe todo del Padre porque ambos son eternos. Pero
Jesús, como Hombre verdadero, va sabiendo lo que el Padre quiere
de Él, porque vive en el tiempo. Por esto, dice Jesús
que “el Padre le ha de mostrar obras mayores
que, dejará estupefactos a sus
oyentes”. Y, esta Obra, entre otras, será el poder
resucitar a todos los muertos y darles Vida. ¿No dijo Jesús en otra
ocasión: “Yo soy la Resurrección y la
Vida”? Así, Él, con el poder del Padre, da vida a los que
quiere.
Estas
cosas que, dijo Jesús mientras vivía con nosotros, nos dejan
maravillados porque habla de su Vida Divina junto al Padre, como si
lo estuviera viendo en ese momento. ¡Nos sentimos muy pequeños, al
vernos depositarios de los secretos de Dios, nosotros que somos caducos y
además pecadores! Pero en esto, ha mostrado Dios, el amor
que nos tiene, pues podía habernos dado la vida sin más, ¡pero
no!, Él ha querido, como la delicadeza de una madre, enseñarnos
por qué nos ha entregado sus Misterios, y para qué nos ha
llevado de la mano hasta entrar en la eternidad de
Dios: “bien, siervo bueno y fiel, pasa el banquete de
tu Señor”. ¡Dios mío, qué inmensa gratitud se despierta en
nuestra alma al escuchar y contemplar tus Palabras transmitidas por la
boca de San Juan! ¡Tú Señor, eres la Vida y
quieres dárnosla a todos: A los alejados
de Ti, provocándolos a la conversión y dándoles después, la
gracia de una vida santa; A los indiferentes, aleteando con tu
Espíritu Santo para despertarles a la fe; A los que ya te conocen y
sirven, encendiendo en su corazón unos grados de
fervor, para que nada ni nadie los separe de Ti; A los
verdaderos adoradores que, te aman sobre todas las cosas y esperan con ansia
tu Venida y su esperanza quedará colmada, porque “no
abandonas a los que te buscan” con sed y deseo
grande; Y por fin, también a los muertos en el Señor, el
Dios de la Vida, les sacas de las tinieblas de la muerte para
iluminarlos en la claridad de tu Luz, en tu Gloria eterna.
¡Nunca
podremos agradecer lo suficiente, el que San Juan, nos haya dado las
profundidades y sabiduría de lo hondo de
tu Palabra! Son “los Misterios escondidos desde siglos y
generaciones y que ahora nos han sido revelados”.
¡Señor, no te canses de invitarnos a la mesa de tu Palabra que, nos alimenta para nuestro andar cotidiano, hasta que, lleguemos a la Patria eterna, donde todo es claridad por el Amor! ¡Que así sea, oh Dios! ¡Amén! ¡Amén!
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