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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

martes, 28 de marzo de 2023

Reflexión: "¿PARA QUÉ LA MISA?". Martes, 28 - Marzo - 2023

 "Ventana abierta"

¿PARA QUÉ LA MISA?
Web católico de Javier Olivares

Un viernes de hace dos mil años, un hombre sin pecado ofreció su vida, su sangre y su muerte en un gesto de suprema obediencia dictada por el amor. Aquel hombre era el Hijo de Dios, y porque era perfectamente santo, el Padre le abrió los brazos y lo resucitó en la gloria. Mediante su sacrificio, la humanidad entera entró en la vida eterna de Dios. Es el sacrificio de Cristo que nos salva, pero Dios nos respeta tanto que no quiere salvarnos sin nosotros: es necesario que nosotros nos ofrezcamos junto a Jesús. Y para esto está la Misa, que es la permanencia de su sacrificio. La Misa es una presencia, una nueva presencia, un nuevo presentarse Cristo en su único acto redentor; es un hacer presente aquí y ahora el sacrificio del calvario que llega a ser una realidad de nuestro tiempo, de nuestra parroquia, de nuestra vida. Por esto es necesario ir con alegría y reconocimiento.

Es preciso ir con los propios pies, mientras se puede; con la propia boca y con el propio corazón para comer el fruto de la vida. "Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6.54).

Explicación de por qué ir a Misa dada por el Papa Francisco

En su catequesis de la audiencia general realizada el 12 de febrero de 2014, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco respondió a una serie de preguntas sobre cómo vivir la Misa y respondió a diversas excusas de quienes no quieren asistir a la Eucaristía dominical.

“¿Cómo vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida, qué se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien o es algo más? Hay señales muy específicas para averiguar cómo vivir esto. Cómo vivimos la Eucaristía. Señales que nos dicen si vivimos la Eucaristía bien, o no la vivimos tan bien”

El Santo Padre dijo que, en cuanto a la Misa, es fundamental saber que allí tenemos la gracia “de ser perdonados y perdonar. A veces alguien pregunta: ‘¿Por qué hay que ir a la iglesia, si los que participan regularmente en la Misa son pecadores como los demás?’. ¡Cuántas veces hemos oído esto!”

“En realidad, quien celebra la Eucaristía no lo hace porque cree o quiere aparentar más que los demás, sino porque se reconoce siempre con la necesidad de ser aceptado y regenerado por la misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo. ¡Si cada uno de nosotros no se siente con la necesidad de la misericordia de Dios, no se siente un pecador, es mejor que no vaya a Misa!”

“¿Por qué vamos a Misa?”, cuestionó el Papa y respondió: “porque somos pecadores y queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón. ¡Ese ‘confieso’, que decimos al principio no es algo ‘formal’, es un verdadero acto de penitencia! ¡Yo soy pecador y confieso! Así da inicio la Misa”.

“No debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar ‘la noche en que fue traicionado’. En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y el Señor nos reconciliará”.

Otro indicador de la vivencia de la Misa adecuadamente, dijo el Pontífice, es la capacidad de descubrir a los otros como hermanos a partir del amor a Jesús, para lugar compartir su Pasión y su Resurrección, especialmente con los más necesitados como aquellos que han sido afectados por la lluvia en los días recientes en los alrededores de Roma.

“Me pregunto, todos preguntémonos: yo, que voy a misa, ¿cómo vivo esto? ¿Me preocupo de ayudar, de acercarme, de rezar por ellos, que tienen este problema? ¿O soy un poco indiferente? O tal vez me preocupo de chismorrear: ‘¿viste cómo iba vestida aquella, como iba vestido aquél?’.... A veces se hace esto después de la Misa, ¿o no? ¡Se hace! ¡Y esto no se debe hacer! Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y hermanas que tienen una necesidad, una enfermedad, un problema”.

Un “último y valioso indicador” sobre la vivencia de la Misa es la relación entre la Eucaristía y las comunidades cristianas: “debemos tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos con su Palabra y con su vida”.

“Esto significa que la misión y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de ahí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede llegar a ser impecable en términos de apariencia, hermosísima, pero si no nos lleva al encuentro con Jesús, puede que no comporte ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida: esta coherencia entre liturgia y vida”.

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