"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
LAS BIENAVENTURANZAS
20 Y él, alzando los ojos hacia sus
discípulos, decía: « Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de
Dios.
21 Bienaventurados los que
tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis
ahora, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis
cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban
vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
23 Alegraos ese día y
saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo
trataban sus padres a los profetas.
24 « Pero ¡ay de vosotros,
los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo.
25 ¡Ay de vosotros, los que
ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!,
porque tendréis aflicción y llanto.
26 ¡Ay cuando todos los
hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los
falsos profetas. (Lc. 6, 20-26)
San Lucas nos pone la Carta Magna del Evangelio en “un
monte”, (“meseta”), dice San Mateo.
Jesús, mira a sus discípulos y les habla de los valores
del Reino. Mateo y Lucas son los que nos traen, en sus Evangelios, este tesoro
de la boca de Dios. Lucas sólo nos pone cuatro Bienaventuranzas, con sus
imprecaciones. Mientras que Mateo pone ocho y les dan un sentido más moral y espiritual
que Lucas. Lo dicho para éste, se ha de interpretar, por tanto, a la luz de
Mateo.
Esta felicidad proclamada por Jesús, choca frontalmente
con lo que el hombre, naturalmente, juzga para ser feliz. El primer término de
las sentencias, nos hablan de “luto, de llanto, de dolor”, que después nos lo
recuerda el Apocalipsis. Pero porque hay primer término, hay también un
segundo, que ya es del Cielo, no de este “Primer Mundo”: “Vuestro es el Reino
de Dios”; “Seréis hartos”, y también: “Seréis consolados” y “Reiréis”…
Todo esto suena a paga de cielo. ¿Y qué ha merecido
tanta gracia? Pues la paciencia de Dios en nuestros corazones y el soportar sin
quejas y con Amor, lo que de todas maneras, todos los mortales han de soportar…
La diferencia está, en cómo se soporta y de aquí viene
el premio o el castigo, que la misma vida, muchas veces nos inflige…
Lucas, nos habla de “los pobres”, en sentido material. Y
es que la pobreza, no querida, pero acogida, acerca a Jesús, que “Se hizo pobre
para enriquecernos con su pobreza” “Y siendo rico, se despojó de su rango y
tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos”… ¿Qué tiene la
pobreza, que Jesús la eligió, como condición de vida?… ¡Sí, ésta es vacío de
las cosas, que siendo en sí buenas, no siempre son usadas por el hombre, para
lo que fueron creadas: para cubrir las necesidades materiales y dar gloria a
Dios que así arropa nuestra desnudez y desvalimiento!…
Dios creó todo, y “Era bueno”… Pero al hombre le cuesta
mucho el justo medio y la mesura en las cosas… Por ello, Jesús nos dice, que
son bienaventurados los que abrazan la pobreza por su Amor y siguiendo su
ejemplo.
La imitación del Maestro, nos da la alegría, de poner
nuestros pies, en esta tierra, donde Él los puso: “Sin brillo humano, sin
honores, despreciado, desecho de los hombres, sin belleza”… ¿Decimos que no
podemos?... ¡¡¡Nosotros no, pero con la gracia que da el Espíritu Santo, a
los que se la pidan, con ella sí!!!...
Y también, dijo Jesús: “Y haréis cosas mayores de las
que yo he hecho”…
¡Todo esto, lo verán nuestros ojos, si nos entregamos a
la fe y “Miramos a Jesús, fijos los ojos en Él y sin retirarnos de esta carrera
divina”!…
¡Que Dios nos meta en este camino de las
Bienaventuranzas de Jesús!…
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