"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES
BUSCAR UN DETALLE POSITIVO
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
LAS MONEDAS DEL POBRE
En una charla, el sacerdote compartió una anécdota:
Una señora le dio un donativo “para hacer algo especial
con algún pobre”. Él sonrió. ¡Sabía qué hacer!
Había tres pobres que solían estar por la parroquia.
Conversando con ellos, se había sorprendido al enterarse de que ninguno había
comido jamás en un restaurante. ¡Era la ocasión!
Les buscó y comenzaron a andar hacia un restaurante que
el cura conocía.
-Mejor no describo la cara del camarero... -decía el sacerdote- No se sabía si
íbamos a comer o a atracar...
Al terminar, el cura descubrió que aún le sobraba
bastante dinero, así que lo repartió entre los tres hombres. Dos dieron las
gracias y se fueron. El tercero, en cambio, le pidió al camarero que si, por
favor, podía cambiarle ese billete por monedas.
Cuando, poco más tarde, el sacerdote y él llegaron a la
parroquia, el pobre ya no tenía ni un céntimo.
“¡¡Será posible!!”, pensé yo, “¿¿En qué rayos se lo ha
gastado?? Un tragaperras, seguro, ¡como si lo estuviese viendo...!”
Ajeno a mis pensamientos, el sacerdote continuó su
relato:
-Resulta que, en el camino de vuelta, este hombre fue dando una moneda a todos
los pobres con que nos cruzamos, hasta que no le quedó ninguna. Por eso había
cambiado el billete, ¡para poder repartirlo!
Ahora soy yo la que prefiere no describir mi cara...
Si antes había juzgado a ese hombre, ahora sólo podía
admirarle. Cuántas veces habría extendido la mano pidiendo una limosna, sin
recibir respuesta... y, en vez de resentirse, el día que tuvo ocasión, ¡quiso
dar respuesta a los que pedían como él!
¡Qué fácil resulta juzgar desde fuera! ¡Y qué fácil es
equivocarse! Aquel pobre, en cambio, no miraba desde arriba a los demás. Como
conocía lo que sentían, lo más especial que podía hacer ante la oportunidad de
un poco de dinero, fue compartirlo, fue dar la respuesta que tantos días a él
mismo le hubiese gustado recibir.
Sólo Cristo conoce la verdad de cada acción. Puede ser
que nosotros no veamos nada más que una pequeña parte, ¡y rara vez conoceremos
la historia entera! Por eso, mejor aceptar el consejo del salmo: “confía tu
juicio al Rey”...
¡Cristo nos invita a amar como Él, ser reflejo de su
Amor! Así pues, amemos, y dejemos que sea nuestro Rey quien juzgue las
acciones.
Hoy el reto del amor es buscar un detalle positivo.
Cuando te salga criticar a quien tienes a tu lado, ¡mira a Cristo! En este día,
deja el juicio en manos del Señor, y pídele que te dé Sus ojos para descubrir
una cosa buena en esa persona. ¡Déjate sorprender! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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