"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor matilde
OPINIÓN DE HERODES SOBRE JESÚS
Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que
pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de
entre los muertos;
8 otros, que Elías se había
aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.
9 Herodes dijo: « A Juan,
le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas? » Y buscaba
verle (Lc.9,7-9)
Herodes era “un zorro”, como lo definió
Jesús. Un astuto político, “menos cuando se trastornaba por el vino o por las
mujeres”, como lo declaró uno de sus contemporáneos. Todo le era permitido con
tal de ganarse el favor de los poderosos de su tiempo: el César, a quien
halagaba para recibir de él ganancias y poder… Es lastimoso, pero siempre han
existido hombres de esta hechura. Por ello, Herodes era un hombre superficial,
que gustaba de satisfacer su curiosidad y no precisamente para aprender algo o
buscar la verdad. Jesús, pasó ante Herodes despreciado, como un loco porque no
satisfizo su deseo de que hiciera un milagro ante él.
Así como Herodes escuchaba con gusto a Juan
el Bautista, con Jesús ni se tomó la molestia de escucharlo o preguntarle por
su doctrina. Jesús, con este tipo de gente ni habría su boca, era inútil decir
algo ante Herodes… Aun así, al principio del ministerio de Jesús en Galilea, al
oír contar Herodes estas cosas de Jesús, quería verlo. Era la curiosidad del
que tiene todo lo que quiere o puede en sus manos y nada escapa a su poder.
Pero el silencio de Jesús ante él desbarató sus planes de controlarlo todo: a
Herodes se le escapó Jesús de las manos y no precisamente por la manifestación
de su poder y la omnipotencia de Dios, sino por su desconcertante humildad y
sabiduría en el silencio. Por ello el rey lo despreció y no supo penetrar en el
misterio de todo Dios hecho Hombre…
El ejemplo de Herodes nos puede ayudar a
observar en nuestro tiempo, a la hora de juzgar a Jesús: o le consideramos
“Dios con nosotros”, por su Palabra y sus obras hechas con poder; o pondremos
en tela de juicio nuestra fe con las muchas opiniones de Él: ¿es un gurú?...
¿un gran profeta?... ¿un hombre extraordinario?... todo menos que es Dios
encarnado que ha venido a salvarnos de la muerte y del pecado…
¡Necesitamos el Espíritu Santo para confesar
a Jesús en toda su divinidad y humanidad! ¡Pidámosle su luz y su gracia El
quiere dárnosla!...
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