"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
CURACIÓN DE LA MUJER ENCORVADA
10 Estaba un sábado enseñando en una
sinagoga,
11 y había una mujer a la
que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no
podía en modo alguno enderezarse.
12 Al verla Jesús, la llamó
y le dijo: « Mujer, quedas libre de tu enfermedad. »
13 Y le impuso las manos. Y
al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
14 Pero el jefe de la
sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a
la gente: « Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a
curaros, y no en día de sábado. »
15 Le dijo el Señor: «
¡Hipócrita! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o
vuestro asno para llevarlos a abrevar?
16 Y a ésta, que es hija de
Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla
de esta ligadura en día de sábado? »
17 Y cuando decía estas
cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se
alegraba con las maravillas que hacía.
De nuevo Jesús está en la sinagoga como era
costumbre los sábados en el pueblo judío. Y algo le llamó la atención a su
misericordia: había allí, en la asamblea, una mujer encorvada que llevaba 18
años así, obligada a mirar a la tierra y no al cielo. Dice el Evangelio que un
espíritu maligno la había doblado de esta manera. Y cuando Jesús la vio, la
llamó.
Ella no había pedido su salud, la iniciativa
partió del Señor. Él puso sus manos sobre ella y al punto se enderezó a las
palabras de poder: “Mujer, ya estás libre de tu enfermedad” y sin mediar más
palabras, la mujer, muy agradecida, comenzó a alabar a Dios que había hecho con
ella cosas maravillosas. Y en esta acción de gracias, el pueblo que estaba allí,
se unió exultante en esta alabanza a Dios
Pero el jefe de la sinagoga se encaró con el
pueblo recriminándole que pedían ser curados en sábado, cosa no permitida por
la Ley.
Los doctores de la Ley habían interpretado
el precepto de guardar el sábado en menudencias exhaustivas; y los fariseos
llegaron a extremos que envenenaban la Ley con sus múltiples preceptos.
Jesús, se enfrenta con el jefe de la
sinagoga y sus secuaces llamándoles “hipócritas”. Si ellos son capaces de
llevar a beber a su buey o a su asno en sábado, ¿cómo no va Él a desatar a esta
mujer que Satanás tenía atada desde hacía 18 años, siendo esta hija de Abrahám
e hija de Dios?
Así, Jesús pasó ante los maestros de la Ley
como “el que viola el sábado” y esto era digno de condenación…
En un momento de la Escritura dice la
Palabra de Dios: “Quiero misericordia y no sacrificios”. Pero este precepto de
Dios, no lo querían entender así los dirigentes del pueblo y se endurecieron en
sus corazones con pensamientos y mandatos de hombres y no de Dios. Él había
dado la Ley como liberación del mal y ellos la “perfeccionaron” como una carga
insoportable….
¡Señor, danos tu gracia para enderezar
nuestros corazones y poner siempre la compasión y la misericordia por encima de
la Ley!
No hay comentarios:
Publicar un comentario