"Ventana abierta"
Este lectura es del
escritor Víctor Hugo. Aquí nos narra la importancia que tiene el hombre y la
que tiene la mujer en nuestra sociedad. Es una poesía al ser humano:
"El hombre, es la más elevada de las
criaturas… La mujer, el más sublime de los ideales.
Dios
hizo al hombre para un trono, para la mujer un altar.
El
trono exalta, el altar santifica.
El
hombre tiene la supremacía, la mujer la preferencia.
La
supremacía significa fuerza, la preferencia representa el derecho.
El
hombre es el cerebro, la mujer el corazón.
El
cerebro fabrica la luz, el corazón produce el amor.
La
luz fecunda, el amor resucita.
El
hombre es genio, la mujer ángel.
El
genio es inconmensurable, el ángel indefinible.
La
aspiración del hombre es la gloria suprema, la aspiración de la mujer es la
virtud excelsa.
La
gloria todo lo hace grande, la virtud torna todo divino.
El
hombre es fuerte por la razón, la mujer es invencible por las lágrimas.
La
razón convence, las lagrimas conmueven.
El
hombre es capaz de todos los heroísmos, la mujer de todos los martirios.
El
heroísmo ennoblece, el martirio sublimiza.
El hombre es el águila que vuela… La
mujer, el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio…. Cantar,
es conquistar el alma.
El hombre tiene un farol….la
conciencia. La mujer tiene una
estrella, la esperanza.
El farol guía… la esperanza salva.
El hombre es un código…. La mujer, un
evangelio.
El código corrige…. El evangelio
perfecciona.
El hombre es un templo….. La mujer es
el sagrario.
Ante el templo nos descubrimos…. Ante
el sagrario nos arrodillamos".
La
verdadera historia de la mujer
Cuenta la leyenda que al principio
del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los
materiales sólidos en el hombre y no tenía más de que disponer.
Ante este dilema y después de
profunda meditación, hizo esto:
Tomó la redondez de la luna, las suaves
curvas de las olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento
de las hojas.
La esbeltez de la palmera, el tinte
delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo.
La alegría del rayo del sol y las
gotas del llanto de las nubes.
La inconstancia del viento y la
fidelidad del perro.
La timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real.
La suavidad de la pluma del cisne.
La
dulzura de la paloma.
La crueldad del tigre y la frialdad de la nieve.
Mezcló tan desiguales ingredientes,
formó la mujer y se la dio al hombre.
Después de una semana vino el hombre
y le dijo:
- Señor, la criatura que me diste, me hace desdichado. Quiere toda mi
atención.
Nunca me deja solo, charla
intensamente, llora sin motivo.
Se divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela,
porque NO PUEDO VIVIR CON ELLA.
- Bien, contestó Dios y tomó a la
mujer.
Pasó otra semana y volvió el hombre y le dijo:
- Señor me encuentro muy solo, desde
que te devolví a la criatura que hiciste para mí.
Ella cantaba y jugaba a mi lado.
Me
miraba con ternura y su mirada era una caricia.
Reía y su risa era música.
Era hermosa
a la vista y suave al tacto.
Devuélvemela porque No PUEDO VIVIR SIN ELLA.
Que esta melodía y su reflexión, sean
un motivo de celebración en este día, con un amor inmenso para toda la vida.
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