Querido hijo:
Parece que fue ayer, cuando quisimos que fueras bautizado, que Dios llegara a ti y que con todo su amor, te llamara su hijo. Era nuestra responsabilidad y nuestra ilusión, como padres cristianos, que nacieras en la Fe y que conocieras a Jesús y a su Iglesia, de la que formas parte. Es lo que decidimos un día por ti, papá y yo. Por eso hoy, estás aquí.
¿Te imaginas que no quisieras seguir asistiendo al cole, porque crees que con lo que sabes es suficiente y que nosotros lo consintiéramos?
Nos daría mucha pena que te quedases descolgado.
Para eso ¡no hacía falta tanto esfuerzo!
Si no sigues creciendo, madurando y descubriendo más, difícilmente podrás entender esta aventura, que hoy te ha permitido dar un paso más en Jesús y más adelante, confirmar tu Fe.
El más grande de los regalos de hoy, es comulgar.
¡Nada más y nada menos que recibir al mismísimo Jesús!. Tus catequistas, también te han dicho que por su amor, es posible este milagro y que hay una Primera Comunión pero si tú quieres una segunda y muchas más. Por eso, me apenaría mucho que sólo dieras importancia a cómo vas vestido, a lo guapo que me he puesto para la ocasión, al banquete, la tarta, los regalos.... porque antes de lo que te imaginas, te cansarás y te olvidarás de ellos. Pero el amor, es lo único que queda siempre.
Usa tus manos, comparte lo mucho o lo poco que tienes.
Usa tus pies para acompañar a los que están solos.
Usa tu risa para alegrar a los que están tristes.
Usa tu boca para acercar a Jesús, a los que viven sin esperanza.
Pero no permitas que nadie te arranque tus sueños e ilusiones de niño.
Recuerda que Dios siempre está ahí a través de los demás, de los acontecimientos de la vida, desde el silencio. Sólo tienes que aprender a buscarlo, Él sale a tu encuentro. Acude cuando lo necesitas.
¡Adelante! la puerta está abierta. Jesús quiere ser tu mejor amigo y confidente. Papá y yo siempre estaremos para ayudarte, deseosos de que tu Fe y tu Amor crezcan, como lo harás en altura y en conocimientos. ¡Ojalá lo hagas, mi vida! ¡No abandones! Merece la pena, hijo.
Deseo que tu primera Comunión, sea una bonita experiencia, de grato recuerdo y de riqueza en tu vida.
Que la Virgen María, tu Madre del Cielo, que como yo, hoy te mira orgullosa y emocionada, guíe eternamente tus pasos y conserve limpio tu precioso corazón.
¡¡Felicidades, hijo!! Tu Mamá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario