"Ventana abierta"
LA CENA DE MARIA
(Cuento original)
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
Había que
recorrer todo el mercado, primero había que observar y luego comprar,
María sabía bien lo que necesitaba, alimentos frescos, la cena era para su Hijo y
sus doce amigos, además la cena pascual era por tradición una preocupación de
la madre de la familia, además había que dar de comer a todos los que ayudaran
a que esta cena se hiciera tal como el
Hijo la requería.
Así es, María
se encontraba por esos días en Jerusalén, y era el tiempo de la tradicional
cena pascual, Jesucristo cenaría con sus doce más cercanos, ella como su buena
madre estaba preocupada de que todo salga bien.
Es que a
María no se le escapaba ningún detalle, todos la admiraban por esto, siempre
estaba en la memoria las bodas de Caná, cuando advirtió la falta de vino.
Además el
servir a Jesús, era para María un constante infaltable en todo, en efecto ella como madre siempre estuvo en los
momentos mas importante de la vida de Jesús, desde su nacimiento en Belén, la
presentación al templo, en su primera participación divina en público, su muerte en la cruz, esto es en toda su
vida, es así, como su rol de madre es total.
Nada podía
faltar, además le correspondía encender las luces, poner el mantel de la mesa,
distribuir los asientos, darle calidez al recinto, entonces era necesario
preocuparse de la leña, del agua, los botijos, la jofaina.
Aún no habían
llegado los comensales, pero estaba casi todo preparado, los platos, los
utensilios para comer, bastante agua, y por supuesto el pan ácimo y el vino
estaban en la mesa sobre un pequeño y especial mantel, el cordero había sido
aderezado.
Entonces
antes que llegaran los invitados, María y las mujeres que le acompañaban,
acomodaron los cojines, ordenaron el lugar. Por alguna razón María presentía
que esta era una cena distinta a las de los otros años, es que una madre
siempre presiente las cosas de un hijo.
María mira
atentamente todo, nada parece faltar, ahora ha de ir a la cocina para verificar
si esta todo preparado, se siente feliz por atender a su Hijo Jesús, abre el
horno y deja otro leño, le toma la temperatura al agua, se seca las manos,
ordena los alimentos, el cordero esta casi listo, todo esta a punto.
Se sienten
voces y pasos, ahí vienen, pero no hay de que preocuparse, esta todo listo, es
la hora de atender a su Hijo y sus amigos.
Se abre la
puerta y entra Juan, el discípulo amado saludando primero a Maria y luego a los
demás, Pedro entra en segundo lugar,
como si quisiera verificar rápidamente si todo esta bien, sonríe, saluda, y él
abre la puerta a su Maestro, María su madre corre hasta él a recibirlo, Felipe
entra sonriendo y alabando la calidez existente, al entrar Mateo, pregunta si
hubo suficiente dinero para comprar todo, Luego entró Santiago, hijo de Zebedeo
y Salomé, junto con Santiago, hijo de Alfeo,
quien aplaude todo lo que ve, Andrés como siempre tan cariñoso, mira a su
hermano Pedro y saluda a María afectuosamente, Tomás entra junto a Judas Tadeo,
finalmente Simón el Zelote, entra y se queda en el umbral de la puerta,
esperando a Judas Iscariote, que se ha quedado extrañamente atrás.
Todos
sonríen, y comienzan a tomar asiento, María enciende las luces, se frota las
manos, luego se prepara ella y quienes le ayudan para atender a Jesús y sus
amigos, nuevamente están juntos para la cena pascual.
La cena de
pascua estaba lista, y María muy de cerca en la fracción del pan, María es una
presencia viva y significativa en la eucaristía.
¡María, Madre mía, eres dueña de mi corazón!
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