Es como la presentación oficial de Jesús en sociedad. Y la primera gran experiencia de Jesús antes de comenzar su anuncio del Reino: Dios es Padre. El es el Hijo. Y es el hijo amado, a quien Dios ama como el predilecto.
Por eso, todo el Evangelio y toda la vida de Jesús estará marcada por el amor.
Vivimos momentos difíciles en la Iglesia.
Vivimos momentos difíciles en la experiencia de nuestra fe.
Demasiados libros preguntándose por “la Esencia del cristianismo”. “Qué significa ser cristiano hoy”. “¿Cómo tiene que ser la Iglesia hoy?”
Vivimos un pluralismo religioso donde surgen una serie de dudas, de inquietudes y preocupaciones. Si todas son válidas ¿qué diferencia hay entre ser cristiano o ser cualquier otra cosa?
¿No estaremos viviendo de la superficie sin hundirnos en nuestra verdad?
Lo esencial del cristiano está definido en el Bautismo de Jesús:
Dios Padre.
Nosotros hijos.
Dios que ama.
Nosotros somos amados.
Nosotros somos hermanos.
Nosotros llamados a amar.
“creer que Dios es nuestro Padre”,
“creer que todos los hombres son nuestros hermanos”,
“creer que somos amados de Dios”.
“creer que somos los predilectos de Dios”,
“creer que tener fe es amar a todos”,
sólo entonces comenzaremos a reafirmar nuestra fe. Comenzaremos a vivir con gozo nuestra fe. Comenzaremos a olvidarnos de tantas leyes y mandatos para reducirlo todo al amor. Amor a Dios y al prójimo.
Ni tampoco es el sacramento del “cuidado de la verdad”, aunque tenga que cuidarla.
La Iglesia es el sacramento del Padre.
La Iglesia es el sacramento del Hijo.
La Iglesia es el sacramento de los hijos.
La Iglesia es el sacramento de los hermanos.
La Iglesia es el sacramento del amor.
La Iglesia es el sacramento del amor a todos.
“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como un bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor nada soy”. (1 Co 13,13)
La Iglesia será Iglesia si es sacramento “del amor”.
Y los cristianos seremos cristianos si vivimos del amor y somos sacramento de amor para los demás. Nuestro Dios será verdadero Dios si es “un Dios amor”. Juan Pablo II encabeza su Encíclica sobre “Dios es caridad” diciendo que “la caridad es el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino”. “El Dios amor” es una formulación sintética de la existencia cristiana: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”
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