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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 6 de junio de 2011

Sólo el amor


El relato del Bautismo de Jesús nos marca toda la línea del Evangelio y de todo cristiano. “Este es mi Hijo el amado, el predilecto”. Primera manifestación de Dios en su hijo humanado.
Es como la presentación oficial de Jesús en sociedad. Y la primera gran experiencia de Jesús antes de comenzar su anuncio del Reino: Dios es Padre. El es el Hijo. Y es el hijo amado, a quien Dios ama como el predilecto.
Por eso, todo el Evangelio y toda la vida de Jesús estará marcada por el amor.
Vivimos momentos difíciles en la Iglesia.
Vivimos momentos difíciles en la experiencia de nuestra fe.
Demasiados libros preguntándose por “la Esencia del cristianismo”. “Qué significa ser cristiano hoy”. “¿Cómo tiene que ser la Iglesia hoy?”
Vivimos un pluralismo religioso donde surgen una serie de dudas, de inquietudes y preocupaciones. Si todas son válidas ¿qué diferencia hay entre ser cristiano o ser cualquier otra cosa?
Se buscan respuestas que no terminan de convencer a nadie. Nueva Evangelización. Inculturación. Nuevos Movimientos. Y todo parece seguir igual. Cristianos de registro bautismal. De primera Comunión. De matrimonio religioso. De sepultura eclesiástica. Apariencias y cascarones que esconden un mundo de dudas, de vacíos. Estamos en la Iglesia y no nos sentimos Iglesia. Estamos en la Iglesia y dudamos de la Iglesia. La Iglesia habla, predica, anuncia. Pero nosotros seguimos interiormente por otro camino. ¿Somos Iglesia por dentro? ¿Somos cristianos por dentro?
¿No nos estaremos olvidando de lo esencial?
¿No estaremos viviendo de la superficie sin hundirnos en nuestra verdad?
Lo esencial del cristiano está definido en el Bautismo de Jesús:
Dios Padre.
Nosotros hijos.
Dios que ama.
Nosotros somos amados.
Nosotros somos hermanos.
Nosotros llamados a amar.
Sólo cuando nuestra fe tenga como centro:
“creer que Dios es nuestro Padre”,
“creer que todos los hombres son nuestros hermanos”,
“creer que somos amados de Dios”.
“creer que somos los predilectos de Dios”,
“creer que tener fe es amar a todos”,
sólo entonces comenzaremos a reafirmar nuestra fe. Comenzaremos a vivir con gozo nuestra fe. Comenzaremos a olvidarnos de tantas leyes y mandatos para reducirlo todo al amor. Amor a Dios y al prójimo.
La Iglesia no es el sacramento de la “perfecta organización”.
Ni tampoco es el sacramento del “cuidado de la verdad”, aunque tenga que cuidarla.
La Iglesia es el sacramento del Padre.
La Iglesia es el sacramento del Hijo.
La Iglesia es el sacramento de los hijos.
La Iglesia es el sacramento de los hermanos.
La Iglesia es el sacramento del amor.
La Iglesia es el sacramento del amor a todos.
El Bautismo marcó a Jesús para toda su vida. Su experiencia del Padre y del amor del Padre iluminó toda su existencia. La voluntad del Padre se convirtió en él en una experiencia amorosa del Padre.
También nuestro Bautismo debiera marcarnos como hijos de Dios, como amados de Dios. Y este amor debiera ser como el alma de nuestro ser cristiano. San Pablo lo entendió muy bien cuando escribía
“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como un bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor nada soy”. (1 Co 13,13)
La Iglesia será Iglesia si es sacramento “del amor”.
Y los cristianos seremos cristianos si vivimos del amor y somos sacramento de amor para los demás. Nuestro Dios será verdadero Dios si es “un Dios amor”. Juan Pablo II encabeza su Encíclica sobre “Dios es caridad” diciendo que “la caridad es el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino”. “El Dios amor” es una formulación sintética de la existencia cristiana: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”
. (DC n.1)
Somos si amamos.
Vivimos si amamos.
 Somos bautizados si amamos.

Clemente Sobrado C.P.www.iglesiaquecamina.com
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