En una ocasión tuve la suerte de contar con el testimonio de una persona, la cual me habló acerca de los ancianos.
Esta persona, desde hace años, aparte de tener un trabajo más o menos convencional, se dedica a echar una mano a ancianos impedidos, y por esta razón, él quería hacer un pequeño homenaje a todos los ancianos que había conocido a lo largo de su vida, por las diversas veces que ha sido y es voluntario con ellos.
Y quería hablar de todas las cosas que le han enseñado, él quería resaltar tres cosas y decía:
"1º- La primera es que me han enseñado muchos de ellos a ser cristiano, un verdadero cristiano.
Porque cuando uno es cristiano, en su caso que es con una vida detrás, que han podido ver lo que más merece la pena y lo que menos merece la pena; lo que ellos dan de sí y lo que los demás damos de sí, uno se da cuenta que lo que más vale en la vida es el amor de Dios, y eso un anciano lo dice como no lo dice nadie.
2º- La segunda cosa que me han enseñado es también otro amor, y es el amor de pareja.
¡Qué gusto da ver las parejas de ancianos con ese cariño después de tantos y tantos años de matrimonio!, con un cariño que ya quisieran para ellos muchas de las parejas que hay actualmente.
3º- Y la tercera cosa que quería resaltar y que me han enseñado es el amor a los hijos.
Muchos ancianos que conocí, a lo mejor sus hijos, les habían abandonado y no querían saber nada de ellos desde hacía muchos, muchos años; pero aun así, con sólo preguntarles por sus hijos, por su trabajo, o por sus nietos, notabas esa emoción en su rostro, esa lágrima que caía y también esa ilusión y ese amor tan grande, que después de tantos años y de lo que se haya podido pasar, no disminuía.
Así que en realidad, lo que más he aprendido estando con ancianos, es el lenguaje del cariño.
En las relaciones que la gente joven tienen muchas veces, hay más interés que otra cosa: por razones de trabajo, o por buscar reconocimiento, amistad, por ligar...Cuando uno tiene más años, sabe lo que en esta vida merece la pena. muchas de estas personas, incluso ya pierden la capacidad de hablar o capacidades mentales, pero la capacidad de transmitir una mirada no la pierden nunca".
¡Que aprendamos de los ancianos, amigos!
Tres cosas maravillosas que no tienen precio, y que supongo que a muchos de nosotros nos dará que pensar.
Tal vez te tengamos envidia, querido amigo voluntario ,y digamos:
"¡Pues yo también quiero eso para mí!".
(Perdonad, amig@s, pero me he permitido poner este cómic, para hacer honor a ellos,
porque verdaderamente los voluntarios tienen un gran corazón).
Pues ya sabemos cuál es el camino, acercarnos a los más mayores.
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