Tocas con tiernas manos tu vientre,
escuchas soniditos, sientes pataditas...
¡Qué hermosas sensaciones vienen a tu mente:
Lloras de alegría, de felicidad.
Te emocionas por conocer a esa criatura tan angelical.
Él espera que día a día
lo consientas, lo alimentes y le cantes alguna nana.
Él ansioso está a la espera, tocando las puertas de tu alma,
y tú, querida hija mía, con ternura le abres paso!
Mi dulce y tierno nietecito,
un besito en la pancita de mamá, te envía tu abuelita:
Mª Ángeles (Angelita).
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