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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

martes, 21 de junio de 2011

La Vuelta al hogar

"Ventana abierta"

La vuelta al hogar
Olegario Víctor Andrade.


Todo está como era entonces:
La casa, la calle, el río,
Los árboles con sus hojas
Y las ramas con sus nidos.

Todo está, nada ha cambiado,
El horizonte es el mismo;
Lo que dicen esas brisas
Ya, otras veces, me lo han dicho.

Ondas, aves y murmullos
Son mis viejos conocidos,
Confidentes del secreto
De mis primeros suspiros.

Bajo aquel sauce que moja
Su cabellera en el río,
Largas horas he pasado
A solas con mis delirios.

Las hojas de esas achiras
Eran el tosco abanico,
Que refrescaba mi frente
Y humedecía mis rizos.

Un viejo tronco de ceibo
Me daba sombra y abrigo
Un ceibo que desgajaron
Los huracanes de estío.

Piadosa una enredadera
De perfumados racimos
Lo adornaba con sus flores
De pétalos amarillos.

El ceibo estaba orgulloso
Con su brillante atavío,
Era un collar de topacios
Ceñido al cuello de un indio.

Todos, aquí, me confiaban
Sus penas y sus delirios:
Con sus suspiros las hojas
Con sus murmullos el río.

¡Qué triste estaba la tarde
La última que nos vimos!
Tan solo cantaba un ave
En el ramaje florido.

Era un zorzal que entonaba
Sus más dulcísimos himnos,
¡Pobre zorzal que venía
A despedir a un amigo!

Era el cantor de las selvas,
La imagen de mi destino,
Viajero de los espacios,
Siempre amante y fugitivo.

¡Adiós! parecían decirme
Sus melancólicos trinos;
¡Adiós, hermano en los sueños,
Adiós, inocente niño!

Yo estaba triste, muy triste,
El cielo oscuro y sombrío;
Los juncos y las achiras
Se quejaban al oírlo.

Han pasado muchos años
Desde aquel día tristísimo;
Muchos sauces han tronchado
Los huracanes bravíos.

Hoy vuelve el niño, hecho hombre,
No ya contento y tranquilo,
Con arrugas en la frente
Y el cabello emblanquecido.

Aquella alma limpia y pura
Como un raudal cristalino
Es una tumba que tiene
La lobreguez del abismo.

Aquel corazón tan noble,
Tan ardoroso y altivo
Que hallaba el mundo pequeño
A sus gigantes designios;

Es hoy un hueco poblado
De sombras que no hacen ruido
Sombras de sueños dispersos,
Como neblina de estío.

¡Ah! Todo está como entonces,
Los sauces, el cielo, el río,
Las olas, hojas de plata
Del árbol del infinito;

Sólo el niño se ha vuelto hombre,
¡Y el hombre tanto ha sufrido
Que apenas trae en el alma,
La soledad del vacío!




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