La palabra monaguillo viene del latín, y significa monje pequeño. Es decir, el monaguillo es un ayudante del sacerdote, sobre todo durante la Eucaristía y otros sacramentos. Están a su lado para lo que el sacerdote necesite, y se encargan especialmente de preparar todo lo necesario para la Misa: el cáliz, la patena, el copón, los corporales, los leccionarios, etc. Hay que conocer y estar pendiente de muchas cosas, y no siempre es fácil; por eso, los propios párrocos los van formando.
Pero no son sólo una ayuda para los sacerdotes: «Los monaguillos representan que se puede estar con Jesús y a su servicio desde la infancia. Eso ayuda a los mayores a vivir la Misa también con espíritu de niños». Eso sí, como a veces son un poco trastos y distraen a los demás, por eso hay que recordarles que «tienen que ayudar a la gente a rezar, no todo lo contrario». También pueden y deben -y en algunas parroquias lo hacen- «acompañar al sacerdote en otras actividades propias de su labor, como visitar enfermos», etc…
Por todo esto, los monaguillos son los niños que mejor saben en qué consiste la vida y el trabajo de un sacerdote, y eso hace que muchas veces ellos mismos descubran que también quieren ser sacerdotes. Es algo normal, y no pasa nada….
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