"Ventana abierta"
Web católico de Javier
Había una vez una
rosa muy hermosa y bella. ¡Se sentía maravillosamente al saber que era la rosa
más bella del jardín! Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de
lejos.
Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre se
colocaba un sapo grande y oscuro, motivo por el que nadie se acercaba a verla
de cerca. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de
inmediato. El sapo muy obediente le dijo: Está bien, me marcho si así lo
quieres.
Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y
se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le
dijo entonces:
- Te veo francamente mal. ¿Qué te pasó?
La rosa contestó:
-Es que desde que te fuiste, las hormigas me han comido día a
día y nunca he podido volver a ser igual.
El sapo solo contestó: ¡Pues claro! Cuando yo estaba aquí me
comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada. Dios no hace a nadie para que esté de sobra en este mundo. Todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos esté haciendo un bien del cual ni siquiera seamos conscientes.
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