"Ventana abierta"
Comentarios breves de Benjamín González Buelta, S.J.
En esta noche celebramos la resurrección de Jesús. Es la clave para entender su vida y la nuestra, es el origen inagotable de nuestras propias resurrecciones en los procesos de muerte que sufrimos en nuestra existencia, y es el destino último de todo lo que es amor en nuestras propias vidas, el encuentro definitivo con Dios purificados de todo lo que tenemos de escoria. Jesús no resucita solo para sí mismo, para llegar él solo al encuentro con el Padre. Jesús no solo vivió y murió por nosotros, para transmitirnos la vida del Reino, sino que resucitó también para nosotros, para asociarnos a su propia resurrección. Nos fue fiel hasta la muerte y nos sigue siendo fiel en la resurrección. La última verdad de Jesús es que fue enteramente Amor, y el amor no puede ser encerrado en sepulturas por los precintos y sellos de todos los poderes imperiales de la historia.
Durante cuarenta días nos purificamos para acercarnos a la pascua de Jesús. Durante otros cuarenta iremos acogiendo ahora en nosotros el misterio de la resurrección. El evangelio de hoy nos presenta la tumba vacía, un hueco sepulcral con unas vendas, que despierta admiración y una gran pregunta. ¿Qué significa que Jesús ha resucitado y que nosotros ya hemos resucitado con él? (Colosenses 3, 1).
No hay comentarios:
Publicar un comentario