"Ventana abierta"
El evangelio de la Misa de hoy me ha hecho
pensar en el significado de las unciones.
Lectura
del santo evangelio según san Juan (12,1-11):
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien
había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta
servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una
libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se
los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos
a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y
como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo:
- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres
los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Bien.
Los teólogos podrán explicarnos científicamente este tiempo anterior a la
Pascua-Muerte-Resurrección de Jesús. Yo voy a dejarme llevar por la
devoción. Y me fijo en esta mujer, una de los muchos amigos de Jesús, que unge
los pies de Jesús. Me voy al diccionario:
Las
unciones significan bendición,
cariño, innovación; la aplicación del aceite (u otra forma de homenajear)
como signo de consagración o santificación en un rito sagrado, curación
con oración y unción. Y un juramento, administrado inmediatamente antes de
la unción, que establece el deber del soberano de defender a la Iglesia (de
Inglaterra).
O sea que la unción (muchas clases de
unción) lleva detrás del gesto exterior, otros muchos significados,
importancias; otros fines, otros compromisos… y que suponen vivencias
anteriores, experiencias, agradecimientos y trasformaciones espirituales.
Me centro de entrada en el texto
evangélico. Hay varias unciones:
1. Pecadora. Unge los pies de Jesús en
público. Jesús la defiende y la manda en paz. (Lucas 7, 36-50).
2. Amiga. Entre los amigos de Jesús, esta
mujer derrama perfume a los pies de Jesús. (Juan 12, 1-12). Lava Jesús.
3. Mujeres en el sepulcro (Marcos
16,1). "Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María de Santiago y Salomé
compraron perfumes para ir a ungirlo".
4. Jesús lava los pies de los discípulos. (Juan 13, 4 ss).
5. Pero Jesús, además, levantó, asió, abrazó,
tocó los oídos, gritó, thalita kumi a muertos, enfermos, aterrorizados como
Pedro en el mar, o pecadores. (Marcos 5,41)…
6. La Iglesia aplicó esas unciones en el
bautismo, en las consagraciones de órdenes sagradas, y para ungir a los
enfermos: manos, saliva, voz, camino, tiempo para acudir.
7. Y nosotros sabemos que cualquier gesto,
signo positivo con otros, es una especie de unción sagrada.
8. Delante, por fuera, está la acción,
pero detrás, impulsado por el espíritu, hay un mundo que
sale de la fe-regalo del Señor. Cada vez que a un hermano le prestamos
ayuda, de cualquier categoría o importancia, estamos ungiendo su vida: hay
devoción, recogimiento, piedad, veneración, compunción, celo ascética, mística,
religión, contemplación… en definitiva, estamos metidos en el mundo que
poseemos: la fe.
9. Muchas formas: una vela depositada a los
pies de Jesús, por agradecimiento o petición: un beso, un abrazo, un dar la
mano, una limosna a un pobre, un regalo a un amigo, una buena acogida, un
pequeño servicio, un compromiso político, una colaboración, un perdón, una
tolerancia, un aguantar una dificultad o impertinencia… estamos ungiendo los
pies de Jesús… "Lo que hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo
lo hicisteis"… (Mateo 25,40).
10. Semana Santa. Es tiempo de tener
propósitos de ungir los pies de Jesús. Y ¿cuándo no es Semana Santa?
P. Leonardo Molina S.J.
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