"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
14 « Es también como un hombre
que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda:
15
a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su
capacidad; y se ausentó.
16 Enseguida,
el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros
cinco.
17 Igualmente el
que había recibido dos ganó otros dos.
18 En cambio
el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero
de su señor.
19 Al cabo
de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con
ellos.
20 Llegándose el
que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: "Señor,
cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado."
21 Su señor
le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente
de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
22 Llegándose también
el de los dos talentos dijo: "Señor, dos talentos me entregaste; aquí
tienes otros dos que he ganado."
23 Su señor
le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente
de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
24 Llegándose también
el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé que eres un hombre duro,
que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.
25 Por eso
me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es
tuyo."
26
Mas su señor le respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho
donde no sembré y recojo donde no esparcí;
27
debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo,
habría cobrado lo mío con los intereses.
28 Quitadle,
por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos.
29 Porque a
todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que
tiene se le quitará.
30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."(Mt. 25, 14-30)
A veces, nos comportamos como huérfanos sin herencia.
Como si Dios, con su Hijo Querido, no nos hubiera dado todas las
cosas con Él. Estamos rodeados de talentos divinos y, a
veces, vamos por la vida mendigando migajas humanas que no nos hacen
felices y menos nos enriquecen el cuerpo y el alma.
Dios tiene buena memoria y nunca abandonó la obra de sus
manos, el hombre. Y, menos lo abandonó a su suerte, que es
como decir, dejarlo caer en la nada. Esta parábola es muy clara: Dios nos
puso en el mundo repartiéndonos “sus bienes”, su hacienda. A
todos los dotó con grandes dones, porque un sólo talento de Dios vale
más que el oro, es riqueza divina y, por tanto, salta hasta
la vida eterna, si no lo sabemos malgastar, sino hacerlo fructificar
con la ayuda de la gracia. “El Señor es bueno con todos; es cariñoso
con todas sus criaturas”.
Y dice la parábola que “el Señor se marchó de viaje”. No
se quedó con sus criados para ver como gestionaba cada uno su hacienda: se fío
de ellos y se alejó por un largo tiempo. Su vigilancia, la transformó en
confianza. Así nosotros, con las gracias y dones de Dios, a veces nos
parece que Dios se ha alejado y no está cerca porque permite que en muchos
sujetos se dilapide su hacienda y Él no
actúa. Y, en verdad, “a Dios nadie lo ha visto jamás”
… “Se alejó nuestro Pastor, fuente de Aguas vivas”.
Sí, se alejó la presencia de Dios en Cristo físicamente, pero no sacramentalmente, porque
en la Eucaristía está Jesús, Dios y Hombre verdadero con su
cuerpo, alma y divinidad. Pero, cambió “el modo” en el que
estamos unidos a Nuestro Señor. Ahora, el vehículo es la
fe, una fe actuada por el amor que ve, como Dios ve todas
las cosas en Cristo. Negociamos sus talentos y Él mismo nos
estimula y empuja a hacerlo bien, a hacerlo, “a lo Dios”, perfectas
obras por su gracia.
Los hombres, fieles en su Señor, que
trabajaron la gracia en su vida y en ir conformándola a su voluntad, recibirán
la alabanza de Dios: “porque has sido fiel en lo poco, te haré
importante en el Cielo, pasa el banquete de tu Señor”. El premio de
una vida centrada en agradar a Dios en todo, viviendo como Jesús
vivió. Se sentirán ricos en dones y gracias del Cielo, que
esto es un anticipo de “la Gloria que un día se nos descubrirá”.
¡Señor mío y Dios mío, hazme un trabajador incansable
de tu Gloria! ¡Tú sabes bien, y me has hecho saber, que de mí nada
tengo! Aquello que he asumido como mío, procede todo de Ti que, porque me
amaste primero, me cubriste con dones y regalos para que ¡saboree, ya en
la tierra, tu Gloria y tu Amor!
¡Sigue bendiciéndome Jesús, porque Tú eres mi Todo
y en Ti he puesto toda mi riqueza! ¡Mírame con misericordia y
bendición y no te alejes de mí sin haberme agraciado con tu presencia viva:
y “harás tu morada en mí!”
¡Escucha Señor, atiende Señor, actúa sin tardanza, por tu honor! ¡Qué así sea! ¡Amén!
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