"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
CURACIONES EN GALILEA
28 Bien pronto su fama se extendió por todas
partes, en toda la región de Galilea.
29 Cuando salió de la
sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
30 La suegra de Simón
estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.
31 Se acercó y, tomándola
de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.
32 Al atardecer, a la
puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados;
33 la ciudad entera estaba
agolpada a la puerta.
34 Jesús curó a muchos que
se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no
dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.
35 De madrugada, cuando
todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí
se puso a hacer oración.
36 Simón y sus compañeros
fueron en su busca;
37 al encontrarle, le
dicen: « Todos te buscan. »
38 El les dice: « Vayamos a
otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para
eso he salido. »
39 Y recorrió toda Galilea,
predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. (Mc. 1,
29-39).
Jesús se ha asentado en Cafarnaúm, cerca del
lago de Genesaret. Allí viven Pedro y Andrés. En la misma casa vive la suegra
de Pedro. Muchos moradores vivían en la misma casa, pues éstas sólo eran lugar
para guardar los enseres y para protegerse del frío en los tiempos de lluvia.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro y Andrés,
le avisan que la suegra de Pedro está enferma con fiebre. La fiebre acompañaba
casi siempre a todas las enfermedades… Jesús,“se acercó a ella”… ¡Qué importante
es esa cercanía a mi cuerpo del que es el verdadero Médico y Salvador!... Pero
no se queda todo en ese gesto: “la tomó de la mano”, para incorporarla de su
postración, y “la levantó”… ¡El tacto!… ¡Qué bien conoce Jesús a su criatura!.
Su salud pasa a través del contacto físico… Quien ha formado nuestra carne,
también la restituye a su primitivo estado de salud y pureza interior… “¡Y
quedó curada!”…
Cuando se pasaban estas fiebres, el enfermo
quedaba muy debilitado y sin fuerzas para nada, peor que antes. Pero en esta
mujer no es así: “Se le pasó la fiebre y se puso a servirles”… ¡Qué fuerza y
energía comunica Jesús a los que Él toca con su gracia! …
Jesús no era un huésped en casa de Pedro,
sino uno más de la familia, porque le sirve una mujer y esto no se hacía sino
con los que vivían en ella y no con los huéspedes…
A la puesta del sol ya este milagro se había
divulgado por toda la región y se agolpaban a la puerta enfermos, de todas las
dolencias, y endemoniados para ser liberados de sus males… Dice el Evangelio
que: “los demonios lo conocían y no les dejaba hablar”… ¿Qué habrían dicho si
Jesús se lo hubiera permitido?: “¡Tú, eres el Hijo de Dios, el Santo”!... La
gente conoce a Jesús por la fe en Él, los demonios lo re-conocen como Dios,
porque son espíritus caídos, pero espíritus sin carne, y reconocen a su Señor y
Dios aunque no lo amén…
El descanso de Jesús, después de una jornada
agotadora tuvo que ser breve porque después de estar con las multitudes,
necesitaba estar a solas con su Padre-Dios: “Marchó a un lugar solitario y allí
se puso a orar”… Jesús necesita orar, hablar con el Padre, sentir su compañía y
su fuerza divina que le sostiene en sus milagros y en su predicación de la
Buena Nueva del Amor de su Padre por todas las criaturas…
Y todos le buscaban: ¡Era su Salvador!
¡Querían seguir escuchando sus Palabras de vida eterna!… Pero Jesús no ha
venido sólo para este pueblo, sino para todos los hombres y necesita llevar el
Evangelio a cuantas más ciudades mejor: “Para esto he venido”…
¡Predicar y sanar y arrancar del poder de
Satanás a los poseídos por él!...
¡Pongámonos también nosotros en las manos de
Jesús!...
¡Descansemos en Él de todos nuestros agobios
y dolencias!... ¡También de ellas ha hablado al Padre en sus largas noches de
oración, porque nos ama y se interesa por nosotros!...
¡Vayamos con confianza al Señor!...
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