"Ventana abierta"
¡Éste es el Cordero de Dios!
Evangelio según san
Juan (1,29-34)
Fray Manuel Díaz Buiza
Al día siguiente, al ver Juan
a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un
hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo
conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio
diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y
se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me
dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es
el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado
testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Palabra del Señor.
Con la mirada todavía puesta en el Niño de Belén, el Evangelio de hoy pone
en boca del Bautista una confesión de fe que ha pasado a formar parte de la
vida de todos los creyentes: “Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo”.
La escuchamos en cada Eucaristía, la repite el sacerdote antes de la comunión.
Quizá por eso nos hemos acostumbrado y no nos asusta la grandeza de este Misterio
de amor que encierra. Es que nos acostumbramos muy pronto al Misterio. Como que
tuviéramos derecho a ello.
Quizá nosotros, desde la infancia, tenemos la suerte de escuchar esas palabras,
si no cada día, sí cada domingo, y a fuerza de oírla y repetirla nos hemos
acostumbrado a ella, y en cambio, estamos llamados a hacerlas vida. Si el Cordero
de Dios, el Esperado, el Mesías está entre nosotros quiere decir que Dios ha
venido a quedarse para siempre: ¡Corre por nuestras venas la savia del amor
eterno de Dios y eso se nos tiene que notar¡
Os invito al inicio de este año a dedicarle al menos cinco minutos al día a
tomar conciencia de esta verdad para mejor sentirla y vivirla: ¡HAY VIDA DIVINA
EN NOSOTROS!
¡Paz y Bien!
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