"Ventana abierta"
Cómo vivir unas
vacaciones cristianas
VACACIONES, tiempo para:
Buscar la compañía de Dios, sin prisas.
Escuchar la Palabra que enamora…
Hacer experiencias hondas.
Dejarse querer.
Embarcarse en aventuras que refresquen el alma.
Buscar espacios de paz.
Te proponemos algunas ideas para que este
verano recuerdes que Dios no cierra por vacaciones, y aproveches el buen
tiempo, la naturaleza y la tecnología para llevártelo contigo.
Lecturas para el verano:
Reflexiones desde el silencio. (Mª Victoria Romero) Ed. Paulinas
Cerca de ti, Señor. (Alejandro Fdez. Barrajón) Ed. Paulinas
La pregunta y el viaje. (Paolo Scquizzato) Ed. Paulinas
Sabiduría de un pobre. (Eloi Leclerc) Ed. Encuentro
Recursos para orar:
Rezandovoy.org (también para niños)
iBreviary.com
espaciosagrado.com
Decálogo para vivir unas
vacaciones cristianas
1. Vive la naturaleza. En la playa, en la montaña,
en la serranía, descubre la presencia de Dios. Alábale por haberla hecho tan
hermosa.
2. Vive tu nombre y condición de cristiano. No te
avergüences en verano de ser cristiano. Falsearías tu identidad.
3. Vive el domingo. En vacaciones, el domingo
sigue siendo el día del Señor. Acude a la Eucaristía dominical. Tienes más
tiempo libre.
4. Vive la familia. Dialoga, juega, goza con ellos
sin prisas. Reza en familia. Asiste al templo también con ellos.
5. Vive la vida. La vida es el gran don de Dios.
No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos a la vida de los demás.
6. Vive la amistad. Desde la escucha, la
confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento y el respeto a la dignidad
sagrada de las demás personas.
7. Vive la justicia. No esperes que todo te lo den
hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Respétales y respeta sus
bienes.
8. Vive la verdad. Evita la hipocresía, la
mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada o la ociosa
vanagloria.
9. Vive la limpieza de corazón. Supera la codicia,
el egoísmo y el hedonismo. Vacación no equivale a permisividad.
10. Vive la solidaridad. No lo quieras todo para
ti. Piensa en quienes no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de
cada día. La caridad tampoco toma vacaciones.
(Mons. Javier Salinas Viñals)
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