"Ventana abierta
JESÚS Y LA MUJER
1 Y sucedió a continuación que iba por
ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios;
le acompañaban los Doce,
2 y algunas mujeres que
habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada
Magdalena, de la que habían salido siete demonios,
3 Juana, mujer de Cusa, un
administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
Jesús conoció en su vida a muchas mujeres. Y
la primera en la que percibió todas sus virtualidades, fue su Madre María. Ella
fue la única que colmó el modelo perfecto de mujer hecho a imagen y semejanza
de Dios. Ella era pura, suave, tierna, silenciosa y contemplativa, cariñosa y
prudente, profunda hasta llegar al abismo insondable del Espíritu de Dios… ¿Qué
más decir de esta Mujer que colma nuestros sueños y el de Dios sobre su
criatura?…
Pero hubo muchas otras mujeres que rodearon
a Jesús y a las que el amó entrañablemente. En todas había algún rasgo de su
Madre y lo que les faltaba o las afeaba por su pecado, Jesús provocaba la
conversión en su espíritu y se volvían mujeres enteras y santas.
Así sucedió con las que estaban con Jesús y
le servían con sus bienes, acompañándole a Él y a sus apóstoles, y fieles
discípulos. Estar con el Maestro era su mejor muestra de gratitud porque un día
les libro de demonios, enfermedades penosas y demás males.
La proclamación de la Buena Nueva y estar
con Jesús, era su mayor gozo. Eran también itinerantes y se acomodaban a las
molestias de esta vida que se mueve de pueblo en pueblo. Jesús es el Señor y no
podían dejar de seguirle a donde fuera; su atracción era irresistible…
¿Y nosotros, seguimos a Jesús asistiendo con
nuestros bienes a sus pobres?, ¿le damos la adoración y vamos tras Él donde nos
lleve? Que nuestro Dios nos conceda este querer estar en su compañía de
continuo, embrujados por su influjo divino y su calor humano…
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