"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
Comentarios a la Palabra de Dios
25 DE JULIO - SANTIAGO APÓSTOL, PATRÓN DE ESPAÑA
SOLEMNIDAD
Act 4,33; 5,12.27b-33; 12,1b
4,
33 Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor
Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.
5,
12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios en el
pueblo... Y solían estar todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón,
27b
El Sumo Sacerdote les interrogó
28
y les dijo: « Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre, y sin embargo
vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer
sobre nosotros la sangre de ese hombre. »
29
Pedro y los apóstoles contestaron: « Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres.
30
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte
colgándole de un madero.
31
A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a
Israel la conversión y el perdón de los pecados.
32
Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado
Dios a los que le obedecen. »
33
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
12, 2 Hizo
morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan.
(V4, 33)
- El tema fundamental de la proclamación apostólica, es la
Resurrección de Jesús. Los Hechos no se cansan de hablar de ella. Es
impresionante la fe viva de los primeros días. ¿Es esta la fe en la que
nos sumergimos hoy? A los apóstoles, como testigos les hacen comparecer ante
los hombres y Dios corrobora este testimonio con señales y prodigios.
Era como una nueva mañana de la creación donde los valores externos,
palidecieron y del conocimiento actual del Señor creció el amor dispuesto a la
renuncia para dedicarse al servicio del prójimo.
(V5,
12) - Después del primer juicio oral de los
apóstoles, la comunidad ha pedido a Dios que alargue su “mano para que
se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el Nombre de su santo siervo
Jesús” (4,29; 4,30)
(5,27b)
- Los apóstoles están ante el Sanedrín. Se presentan
como hombres libres, porque Dios los ha liberado por medio de su ángel y
además, el pueblo se colocó detrás de ellos. El Espíritu Santo dirige
la vida de los hombres para que los planes de Dios se cumplan siempre.
(V28)
- El discurso del Sumo Sacerdote rezuma temor y recelo. Es en
primer lugar una acusación. Les recuerda la prohibición (4,17ss) y rehúye decir
el Nombre en torno del cual todo gira: “en este Nombre”. Es menosprecio
y miedo de Jesús. Recuerda la frase del pueblo ofuscado y extraviado: “¡Caiga
su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” (Mt 27,25).
(V29-31)
- La respuesta de los apóstoles, no es el lenguaje de los acusados,
sino que se vuelve contra los acusadores con una confesión valiente, diferente
actitud que en el primer juicio oral en donde sin temor, sí, pero sometiendo al
Supremo Tribunal del pueblo, si es justo obedecer a los hombres, antes
que a Dios. No sólo respondió Pedro, sino él y los apóstoles. Aquí,
entran en juego las leyes de la autoridad visible y las leyes del Espíritu Santo,
mas, el mensaje de Jesús y el testimonio sobre Él, después de los sucesos de
Pentecostés, llamaba a los hombres para que tomasen la decisión de la fe. El
Sanedrín, desoyó la llamada de la fe, cuando Jesús fue procesado y ahora los
discípulos de Jesús, tropiezan de nuevo con la resistencia de los jefes judíos
(situación verdaderamente trágica). Los apóstoles, no pueden dejar de decir lo
que han visto y oído (4,20). Su respuesta es una confesión y
testimonio, llamada y promesa, es la confesión de los apóstoles: “el Dios de
nuestros padres resucitó a Jesús”. El mismo Dios de la revelación que ha
exaltado a Jesús (no pretende acusar de asesinato a los miembros del Sanedrín,
sino resaltar la gloria de Dios que ha exaltado a Jesús a su derecha).
- “Príncipe
y Salvador”, las más altas dignidades en el lenguaje del A.T. que sólo
corresponden a Dios. Y todo ello, para traer “la Salvación a Israel, por el
perdón de los pecados”.
(V32)
- Dios da su Espíritu Santo a los que “le obedecen”
a los que se doblegan a la oferta salvadora de Jesús: creer y confiar
en Él. Esta fe, está asegurada por el doble testimonio, del Espíritu Santo
y de los apóstoles.
(V33)
- ¿Cómo acogen esta llamada? Perseveran en
su obcecación con mayor obstinación: “ellos, al oírlos, llenos de rabia,
estaban resueltos a acabar con ellos”. Se repite de nuevo lo que tuvo que
experimentar Jesús. Buscan un medio para desembarazarse de estos molestos
testigos.
-
La escena de este sanedrín, es conmovedora: actúan aquí todas las pasiones y
debilidades humanas, antes condenando a Jesús y ahora persiguiendo a sus
apóstoles. ¿Podemos condenar esto? ¿Dónde está la culpa y la responsabilidad?
¿Estaba todo decretado por Dios? San Pablo, en la epístola a los Romanos, trató
de dar respuesta con una visión profunda de la historia de la salvación (Rm
9-11). Pero al final confiesa humildemente:” ¡Oh profundidad de la riqueza,
de la sabiduría, y de la ciencia de Dios!... (Rm 11,33).
(V12, 1b)
- Herodes Agripa I, nieto de Herodes el Grande, era favorecido del
emperador Calígula y tuvo como rey bajo su dominio, todo el territorio de su
abuelo. Supo ganarse al pueblo judío y sobre todo al partido farisaico y
hostigó a la comunidad cristiana de Jerusalén, sobre todo a los
apóstoles. A Santiago, hijo de Zebedeo lo sacrificó por la espada. Fue
el primer mártir de los doce Apóstoles y Pedro, habría sido el segundo, de no
ser por la potente intervención divina. Era la Pascua, como en la muerte de
Jesús. (12,5-12).
IICor 4,7-15
7
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una
fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
8
Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados;
9
perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
10
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin
de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
11
Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa
de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal.
12
De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.
13
Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: Creí, por
eso hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos,
14
sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y
nos presentará ante él juntamente con vosotros.
15 Y todo esto,
para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento,
para gloria de Dios.
(v
7) - En la
vida del apóstol se asocian la vida y la muerte. Su ministerio es un
“tesoro” inapreciable depositado en un recipiente sin ningún valor y
además, frágil. Debe de ser guardado con suma precaución, pues roto el vaso el
tesoro se pierde. Así, la fuerza del apóstol se manifiesta como extraordinario
poder de Dios: ve su propia miseria y la ayuda todopoderosa de Dios.
(V
8-9) - Se describe la pesada carga
del sufrimiento y la fuerza divina, ésta es la maravilla experimentada por la
fe.
(V
10) - Pablo se ve expuesto a un
“morir constante” y comprende que debe de ser así, cuando piensa en
Jesús. Si predica su pasión, debe vivirla en su vida, pero sabe que la muerte
en Jesús acabó en resurrección y subida al Padre, y así él mismo. Esta fuerza
de la vida actual llegará a su plenitud en la futura vida eterna (4,
14) (Rm 8, 17) (Mc. 8, 34).
(v.
11) - Vida y muerte acontecen
en el creyente al mismo tiempo, comunión de muerte y vida con Cristo (Rm 6,
3-11) que se realiza por la eficacia de los sacramentos. Cristo es el
prototipo que el cristiano vive en su carne por medio de la vida y el
bautismo (II Cor. 4; Rm 6).
(V12)
- Aquí Pablo, da un cambio brusco a su
pensamiento. Repite que la muerte opera en él pero no habla de su vida sino de
la de ellos: “la vida en vosotros”. Esta vida, es la riqueza espiritual
de la comunidad de Corinto y rebasando a Corinto, de toda la Iglesia. La
comunidad de Corinto, no sólo ha sido edificada por la palabra y las fatigas
del Apóstol sino que Pablo es consciente de que es no sólo padre,
maestro y guía, sino sacerdote e intermediario que se ofrece a sí
mismo por la Iglesia y de donde brota la vida de la misma (Jn 12,24).
(V13)
- Pablo descubre aquí sus tribulaciones y necesidades
y puede hablar de sus flaquezas de cada día, porque habla en la
fe. A esto se debe que no pueda abatirle la conciencia de su debilidad (Sal
116,10): “yo creí, por eso puedo cantar las alabanzas de Dios”. La fe,
no es ya una decisión personal, sino un efecto del Espíritu, una obra de Dios
en el hombre (4,6).
(V14)
- Y esta fuerza, a pesar de sus tribulaciones, que le
permite hablar y actuar, es la fe en el Señor resucitado. Su
Resurrección es fundamento de la vida eterna de la Iglesia. Para el Dios
eterno ninguna fe caerá en balde (Rm 8,11)(Icor 15,20).
-
Después de la resurrección, seremos presentados ante el trono de Dios, pero no
para ser juzgados sino como un triunfo (Col 1,22). Pablo incluye a la
comunidad, toda la Iglesia unida eternamente. “Allá se dará entre nosotros el
encuentro personal”.
(V15)
- Pero el fin último, no es la misma
Iglesia, sino la honra y gloria de Dios. Cuantos más creyentes cualificados,
más oraciones y más acciones de gracias a Dios (1,11; 9,12).
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