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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 2 de octubre de 2013

Reportándose

"Ventana abierta"
REPORTÁNDOSE  


Una vez un sacerdote estaba dando un recorrido por la Iglesia al mediodía..., al pasar por el altar decidió quedarse cerca para ver quién había venido a orar. En ese momento se abrió la puerta; el sacerdote frunció el entrecejo al ver a un hombre acercándose por el pasillo; el hombre estaba sin afeitarse desde hacía varios días, vestía una camisa rasgada, tenía el abrigo gastado cuyos bordes se habían comenzado a deshilachar. El hombre se arrodilló, inclinó la cabeza, luego se levantó y se fue. Durante los siguientes días el mismo hombre, siempre al mediodía, estaba en la Iglesia cargando una maleta..., se arrodillaba brevemente y luego volvía a salir.




El sacerdote un poco temeroso, empezó a sospechar que se tratase de un ladrón, por lo que un día se puso en la puerta de la Iglesia y cuando el hombre se disponía a salir, le preguntó:
- ¿Qué haces aquí?
El hombre dijo que trabajaba cerca y tenía media hora libre para el almuerzo y aprovechaba ese momento para orar.
-"Sólo me quedo unos instantes, sabe, porque la fábrica queda un poco lejos, así que sólo me arrodillo y digo: "Señor, sólo vine nuevamente para contarte cuán feliz me haces cuando me liberas de mis pecados...,, no sé muy bien orar, pero pienso en Ti todos los días..., así que Jesús, este es Jim reportándose".
El sacerdote sintiéndose un tonto, le dijo a Jim que estaba bien y que era bienvenido a la Iglesia cuando quisiera.

El Sacerdote se arrodilló ante el altar, sintió derretirse su corazón con el gran calor del amor y encontró a JESÚS, mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas; en su corazón repetía la plegaria de Jim:
"SÓLO VINE PARA DECIRTE; SEÑOR; CUÁN FELIZ FUI DESDE QUE TE ENCONTRÉ A TRAVÉS DE MIS SEMEJANTES Y ME LIBERASTE DE MIS PECADOS... 
NO SÉ MUY BIEN CÓMO ORAR, PERO PIENSO EN TI TODOS LOS DÍAS... 
ASÍ QUE, JESÚS, SOY YO REPORTÁNDOME".

 Cierto día el Sacerdote notó que el viejo Jim no había venido.
Los días siguieron pasando sin que Jim volviese para orar.
Continuaba ausente, por lo que el Sacerdote comenzó a preocuparse, hasta que un día fue a la fábrica a preguntar por él; allí le dijeron que él estaba enfermo, que pese a que los médicos estaban muy preocupados por su estado, todavía creían que tenía oportunidad de sobrevivir.
La semana que Jim estuvo en el hospital trajo muchos cambios, él sonreía todo el tiempo y su alegría era contagiosa.

La enfermera jefe no podía entender por qué Jim estaba tan feliz, ya que nunca había recibido ni flores, ni tarjetas, ni visitas.

El Sacerdote se acercó al lecho de Jim con la enfermera y ésta le dijo mientras Jim escuchaba:
- "Ningún amigo ha venido a visitarlo, él no tiene a dónde recurrir".

Sorprendido el viejo Jim, dijo con una sonrisa:
"La enfermera está equivocada..., pero ella no puede saber que TODOS LOS DÍAS, desde que llegué aquí, a MEDIODÍA; UN QUERIDO AMIGO MÍO, VIENE SE SIENTA AQUÍ EN LA CAMA, ME AGARRA DE LAS MANOS, SE INCLINA SOBRE MÍ Y ME DICE: 
"SÓLO VINE PARA DECIRTE, JIM, CUÁN FELIZ FUI DESDE QUE ENCONTRÉ TU AMISTAD Y TE LIBERÉ DE TUS PECADOS. SIEMPRE ME GUSTÓ OIR TUS ORACIONES, PIENSO EN TI CADA DÍA... ASÍ QUE JIM, ESTE ES JESÚS REPORTÁNDOSE".




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