Carta Pastoral del Arzobispo de Sevilla
22 -Abril- 2012.
Paso a contarles la Carta Pastoral que el Arzobispo Monseñor Asenjo Pelegrina, ha escrito para este domingo. Se titula:
El Arzobispo comienza la Carta anunciando la intención de recuperar la memoria de los mártires de la Iglesia sevillana durante la Guerra Civil.
"Nuestros mártires son referentes y modelos del amor más grande y de la fidelidad más plena para los cristianos de hoy en las variadas condiciones que debemos vivir nuestra vocación cristiana. En ellos descubrimos el rostro de Dios, que se ha encarnado y ha tomado forma en los rostros de aquellos que han hecho de Cristo la razón suprema de su existencia.
Si Dios quiere, en los próximos meses abriremos solemnemente la fase diocesana del proceso de Beatificación de los mártires de la persecución religiosa en Sevilla entre los años 1936 - 1939. Por causas diversas, la nuestra es una de las pocas diócesis españolas que no lo han iniciado todavía.
Con esta iniciativa no pretendemos reabrir viejas heridas, ni saldar las cuentas pendientes de quienes murieron perdonando a sus verdugos; el objetivo último es cumplir con un deber de justicia y gratitud, y poner sobre el candelero de la Iglesia, el heroísmo y la fortaleza de quienes por amor a Jesucristo prefirieron la muerte antes que renegar de su fe.
El grupo de los candidatos a la Beatificación no llegan de momento a la veintena y pertenecen a todos los estados de vida.
A los en torno a 10 sacerdotes diocesanos, se añaden unos religiosos y seminaristas, y seguramente también algunos laicos.
Contamos con la rica y abundante documentación contenida en un libro impreso enviado a la Nunciatura Apostólica en España en 1938 con el título:
"La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla".
Conscientes de la magnitud de la empresa, solicito la colaboración de todos: sacerdotes, consagrados y laicos.
Pido sobre todo oraciones, para que el Señor lleve a buen puerto este proyecto, que no tiene otro norte que la gloria de Dios y el bien de la Iglesia, y muy especialmente de los fieles de nuestra Archidiócesis.
También el amplio catálogo de nuestros santos diocesanos y de nuestros mártires del siglo XX, son el más grande y genuino patrimonio de la humanidad, incluso desde una perspectiva puramente civil y social".
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