"Ventana abierta"
Web católico de Javier
Siempre las mismas palabras, siempre las mismas
cartas cliché, siempre decimos lo mismo de ti, mamá.
Pero estoy segura de que hay algo que no hemos
dicho, porque en ti hay grandeza, una grandeza que no se agota en uno o en mil
días de la madre.
Hoy eres la misma que ayer, eres la misma que
hace dos o 10 siglos; porque cuando miras en tu interior y te das cuenta de que
llevas una nueva vida, es entonces cuando tú, mujer querida, te transformas en
la nueva arca de la alianza.
Te conviertes en alumna, porque con nuestras
preguntas, somos nosotros, tus hijos, quienes te enseñamos lo más sencillo y lo
más profundo, aquello que habías olvidado por su pequeñez, pero que constituye
la grandeza de la vida.
Te conviertes también, madre querida, en
profeta y en vidente. ¡Qué no darías tú por evitarnos descalabros! Y así, te
esfuerzas en adivinar el futuro: Te vas a caer y te vas a pegar con esa mesa,
para un segundo después abrazarnos y decir dulcemente, sin reproche: ¡te lo
dije!, ¡ya lo sabía yo!, mientras enjugas nuestras lágrimas.
Te transformas mágicamente en doctora,
enfermera y paciente, todo a la vez. Curas corazones rotos, limpias rodillas
heridas y tienes una paciencia, mamita linda, que ni Santa Teresa hubiera
soñado un segundo antes de decir aquello de la paciencia todo lo alcanza.
Con sólo quererlo, puedes ser payaso, cantante,
y literata. Si el niño llora, ¡hay que hacerlo reír a como dé lugar! Te paras
de manos, le haces caras, pones los ojos bizcos, haces trompetillas, y cuando
el pequeño esboza una sonrisa, te sientes la mujer más dichosa, porque te
sonrió a ti, porque esa sonrisa vale más que un diamante.
Aunque tengas la peor voz del mundo, mamita
querida, entonas toda suerte de melodías para tranquilizarme y divertirme. Has
practicado tanto que de seguro ganarías en American Idol o tal vez no, pero
ganas la batalla del llanto y de la impaciencia, de vez en vez.
También eres literata. Mamita, cuéntame un
cuento, y por ¡sólo Dios sabe cuantas veces más!, alimentas el alma y la
imaginación de tu pequeño con esos cuentos que sólo tú sabes contar, porque
nadie más que tú los conoce, pero que son tan ricos en enseñanzas y en
virtudes.
Te conviertes en abogada, diplomática y
sindicalista. Intercedes por el pequeño travieso para que papá no se vaya a
enojar mucho por la más reciente diablura; eres tú la que negocia entre los
hermanitos en pleito, con sabiduría y justicia salomónicas y también sabes
entrar en huelga cuando los chiquillos no recogen sus juguetes: frunces el ceño
y no te mueves hasta que todo está guardado y en su lugar.
Tienes un raro don para transformarte en
ingeniero y arquitecto. ¡Cuántas veces terminas montando tú los juguetes que
los abuelos le regalaron a tus hijos! ¡Cuántas veces llega llorando el pequeño
para acusar a su hermano: mamá, mamá, mi hermano destruyó mi puente, y tú
corres a remodelar la destruida vialidad!
Eres una chef de lo mejor. Esas zucaritas con
leche que todas las mañanas tienes preparadas, son una delicia gastronómica; y
ni hablar del lunch para la escuela: ¡es tan rico que todos los niños quieren
probarlo! ¿Me das?
Eres una excelente astronauta. Cuando te
acercas a ver dormir a tu pequeño, te sientes como en la luna, tanta ternura te
causa pero sobre todo, ¡cuánta satisfacción!: mi hijo hermoso, ¡mío!... ¡y por
fin un momento de silencio!
Mamita, eres la mejor publicista y mercadóloga
que he conocido en toda mi vida. Eres experta en lograr que nos decidamos por
el juguete más barato, a pesar de que nosotros, tus hijos, queramos uno más
sofisticado. Nos vendes la idea de una manera magistral, y terminamos pidiendo
siempre lo que tú nos sugieres.
Mira hijito, ese juguete se te va a romper
rapidísimo. Es chafa y está muy feo, ¡qué horror! En cambio mira este qué mono,
¡hasta tiene musiquita! No, no, no y mira, ¡se mueve! Definitivamente, este es
el que te conviene.
Eres la mejor chófer que un exigente cliente
pueda solicitar. Llevas a tus hijos a la escuela, y aunque salgan de casa con
retraso, o haya mucho tráfico, nunca, pero nunca, llegan tarde a clase.
Incluso llegas a ser mística, mamaíta adorada.
Cuando ya no puedes hacer nada, siempre te queda el último recurso: rezar.
Tienes tu rosario desgastado de tantas veces que lo has usado para pedir por mí
por tu hija ¡y de cuántas me has librado con tu oración!
Por eso hoy no quiero agradecerte, quiero
bendecirte a ti, mamá soltera, porque fuiste increíblemente valiente al
decidirte a tenerme aunque papá no quiso casarse contigo y te sugirió abortar;
porque me sacaste adelante cuando papá murió, y me diste todo el cariño de
madre y padre.
Te bendigo, madre, porque aunque papá era malo
y te pegaba, tú siempre me protegiste a mí, y nunca te desquitaste conmigo;
porque a pesar de que aún eras una niña, decidiste convertirte en mujer para
darme la oportunidad de, algún día, tener el privilegio de ser madre, como tú.
Quiero bendecirte también, querida mamá
soltera, porque aunque te violaron y tus familiares te decían que tenías el
derecho de no tenerme, me amaste tanto que decidiste darme la vida y ser mi
compañera, mi amiga, mi confidente, mi ejemplo, mi mamá.
Te bendigo, mamaíta buena, porque has dedicado
tu vida entera a cuidarme, a tu hijito que está enfermito. Y aunque no puedo
decírtelo, estoy seguro de que tú sabes que has llenado mi corazón de felicidad
y de amor. ¡Qué haría sin ti, mamá!
Y tú, abuelita querida, tú que cuando murió mi
mamita, o cuando me abandonó o me descuidó, me cuidaste y me criaste como a un
hijo más a pesar de que estabas cansada y creías ya no tener fuerzas para
lidiar con un adolescente rebelde ¡tú eres doblemente madre, y también a ti te
bendigo!
O simplemente cuando me diste tu amor y tu
consejo, además del que ya me daba mi madre, abuelita, cuando me contabas todos
los cuentos que les habías contado a tus hijos y me hacías comprender por qué
mi mamita es como es, ¡tan parecida a ti!
Te bendigo, madre de mi alma, porque aunque no
soy carne de tu carne y sangre de tu sangre, me diste la oportunidad de
llamarte mamá, me diste una familia, me diste amor, me diste la vida de mi
alma, tú, mamá adoptiva... No importa que te digan así; para mí, eres la mejor
mamá del mundo.
También te bendigo a ti, mamá, porque aunque
decidiste no quedarte conmigo y darme en adopción, me diste la vida, una
oportunidad para ser alguien, una oportunidad para, algún día, decirte: mamá
Nunca fue tan bella la palabra mujer como
cuando se hizo madre.
A continuación, podrán ver la fecha en la que
se celebra el día de la madre en varios países ordenados alfabéticamente:
Alemania Primer domingo de mayo
Argentina Tercero domingo de
octubre
Aruba Segundo domingo de mayo
Bahamas Segundo domingo de
mayo
Barbados Segundo domingo de
mayo
Belice Segundo domingo de
mayo
Bermuda Segundo domingo de
mayo
Bolivia 27 de mayo
Bonaire Segundo domingo de
mayo
Brasil Segundo domingo de
mayo
Cabo Verde Primer domingo de
mayo
Canadá Segundo domingo de
mayo
Chile Segundo domingo de mayo
Colombia Segundo domingo de
mayo
Costa Rica 15 de agosto
Cuba Segundo domingo de mayo
Curação Segundo domingo de
mayo
Ecuador Segundo domingo de
mayo
EEUU Segundo domingo de mayo
El Salvador 10 de mayo
España Primer domingo de mayo
Grenada Segundo domingo de
mayo
Guadeloupe
Último domingo de mayo
Guatemala 10 de mayo
Haíti
Último domingo de mayo
Honduras Segundo domingo de
mayo
Hungría Primer domingo de mayo
Inglaterra Cuarto domingo de
la Cuaresma
Irlanda Cuarto domingo de la
Cuaresma
Jamaica Segundo domingo de
mayo
Martinica Último domingo de mayo
México 10 de mayo
Nicaragua 30 de mayo
Panamá Inmaculada Concepción
Paraguay 15 de mayo
Perú Segundo domingo de mayo
Portugal Primer domingo de
mayo
Puerto Rico Segundo domingo
de mayo
República Dominicana Último domingo de mayo
Saint John Segundo domingo de
mayo
Saint Kitts Segundo domingo
de mayo
Saint Lucia Segundo domingo
de mayo
Saint Martin Segundo domingo
de mayo
Saint Pierre
Último domingo de mayo
Saint Thomas Segundo domingo
de mayo
Saint Vincent Segundo domingo
de mayo
Surinam Segundo domingo de
mayo
Trinidad Segundo domingo de
mayo
Uruguay Segundo domingo de
mayo
Venezuela Segundo domingo de mayo.
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