"Ventana abierta"
LOS CINCO PRIMEROS MINUTOS
Web católico de Javier Olivares
No es fácil tomar el
tren en marcha ni coger el hilo de una conversación ya iniciada, ni situarse en
el proceso de un discurso del que no se ha oído el comienzo.
Si soy invitado a casa de unos amigos, me las arreglo para no
llegar después del aperitivo.
Si asisto al teatro, me gusta estar acomodado antes de que
suba el telón, ambientarme en mi butaca, en la sala, con el resto del público
que está a mi alrededor.
Si voy al cine, echo pestes contra los que pasan por delante
de la pantalla y me impiden ver las primeras imágenes de la película.
Si voy a un concierto, me gusta oír cómo el primer violín da
el "la", cómo todo se organiza y cómo se pasa de la cacofonía al
silencio y del silencio a la música.
Si conecto la televisión para escuchar el telediario, me
molesta perderme el resumen inicial de las noticias más importantes del día
(los titulares). O que, mientras las intento escuchar, otros hablen y me
impidan enterarme.
En todas partes, siempre, cuando hay diversas personas que se
reúnen para formar asamblea y para llevar a cabo algo que aprecian, es muy
importante el primer momento, los primeros cinco minutos.
A todos los aficionados les gusta llegar al estadio de fútbol
con antelación al inicio del partido y vivir el ambiente.
¿Y en nuestras iglesias? En nuestras iglesias suele suceder
todo lo contrario. La gente llega tarde, se empieza sin silencio, como si no
importara lo que se hace y se dice.
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