"Ventana abierta"
Web católico de Javier Olivares
¿Os habéis dado
cuenta? Sólo del hombre es el privilegio de la sonrisa.
Mira que el sol calienta, da salud, hace germinar las
plantas... su misión es muy grande. Sin él, el mundo no podría existir, pero...
¿sonríe? No, aunque él alimenta el día del universo.
Cuando el hombre sonríe, es más grande que el sol. Es
expresión, es dulzura, es alegría, es amor. Es algo que el sol, por muy astro
que sea, por muy grande que sea, no tendrá nunca.
¿Sonríen las plantas, las flores? Tampoco. Alimentan al
hombre, le cobija su sombra, embellecen los montes y los campos, perfuman las
flores con aromas deliciosos. Pero ¿sonríen...? No. Tienen para mí ante el
hombre más influencia que el sol. No sonríen pero pueden hacer sonreír al
hombre, por su belleza, por su aroma, por su sombra...
Mirad los animales, el pájaro, el felino, el pez ¿sonríen...?
No. Al hombre pueden hacerle sonreír, pero jamás se dibujará en su rostro la
sonrisa.
Mirad el mar, el valle, la montaña, el cielo, las
estrellas... Son hermosos y pueden ser inmensos o estar llenos de majestuosa
estampa. Pero no pueden sonreír, aunque también pueden provocar en el
hombre, la sonrisa de placer.
Por eso, yo pido al hombre que sonría, que haga uso de ese
privilegio exclusivo creado para él. Si el hombre sonriera más, habría en su
mirada la pureza del niño, la paz en la conciencia, el entendimiento con el
hermano... La mano del que lo tiene todo, se parecería al del que no tiene nada…
Si el hombre sonriera más, si utilizara más ese
"don" único que le regala la gracia de Dios, haría de la sonrisa un
gran manto de amor que cubriría la tierra, como la mejor ofrenda en el altar de
la vida, porque en la sonrisa del hombre, está ¡la sonrisa de Dios!
Autor: Llanos Villar
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