"Ventana abierta"
Aquellos dones que hemos recibido (y todos hemos recibido) son para ponerlos en juego, no para esconderlos o guardarlos avariciosamente como quien se recrea contando sus bienes de modo ocioso... Y sucede entonces algo sorprendente, pero real, y que podemos comprobar en el día a día de nuestra vida: aquello que es real y humanamente valioso se multiplica cuando se entrega y comparte y se pierde cuando se esconde y escatima. Pensemos, por ejemplo, en la capacidad de amar: solo en la medida en que se ama y se pone en juego crece y madura.
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