"Ventana abierta"
Por Padre Jesús Higueras
Camino Católico
ADOLESCENTES
Papa Francisco en homilía en la JMJ, 6-8-2023: «Escucha a
Jesús, Él tiene palabras de vida eterna, revela que Dios es Padre, es amor y
nos enseña el camino del amor»
6 agosto, 2023
* «Nos volvemos luminosos, brillamos, cuando, acogiendo a
Jesús, aprendemos a amar como Él. Amar como Jesús, eso nos hace luminosos, eso
nos lleva a hacer obras de amor. No te engañes, amiga, amigo, vas a ser luz el
día que hagas obras de amor. Pero cuando en vez de hacer obras de amor hacia
afuera, mirás a vos mismo, como un egoísta, ahí la luz se apaga»
«Jesús mismo es quien los está mirando en este momento.
Nos está mirando. Él los conoce, conoce el corazón de cada uno de ustedes,
conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce las alegrías, conoce las
tristezas, los éxitos y los fracasos, conoce el corazón de ustedes. Lee
vuestros corazones y Él hoy les dice, aquí, en Lisboa, en esta Jornada Mundial
de la Juventud: ‘No tengan miedo’. Anímense, ‘no tengan miedo’»
6 de agosto de 2023.- (Camino
Católico) En la Santa
Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ Lisboa 2023 en el
Parque Tejo, el Papa Francisco alentó
en su homilía a los jóvenes diciendo: «No tengan miedo, Jesús los mira, conoce
sus corazones y les dice: anímense, no tengan miedo”.
Ante 1.5 millones de peregrinos, 10 mil sacerdotes y 700
obispos, el Pontífice ha expresado: “Queridos jóvenes, quisiera mirar a
los ojos de cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo, no tengan
miedo. Es más, les digo algo muy hermoso: ya no soy yo, es Jesús mismo el
que los está mirando en este momento, los está mirando. Él los conoce, conoce
el corazón de cada uno de ustedes, conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce
las alegrías, conoce las tristezas, los éxitos y los fracasos”.
El Papa Francisco se ha dirigido a los jóvenes después de
unos días intensos de vivir la fe con Jesús, y ha destacado tres verbos para
resumir su mensaje: «resplandecer, escuchar y no tener miedo”.
El Pontífice ha subrayado la
importancia de brillar con la luz de Jesús en medio de la oscuridad y los
desafíos de la vida cotidiana: “Nos volvemos luminosos, brillamos, cuando
acogiendo a Jesús aprendemos a amar como Él. Amar como Jesús, eso nos hace
luminosos, eso nos lleva a hacer obras de amor”.
El Santo Padre ha enfatizado la
importancia de escuchar a Jesús, leer la Palabra y seguir sus enseñanzas: “Él
nos enseña el camino del amor, escúchalo”. En el video de 13 TV se
visualiza y escucha toda la homilía del Santo Padre, cuyo texto completo es el
siguiente:
A PORTUGAL
CON MOTIVO DE LA XXXVII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
(2-6 DE AGOSTO DE 2023)
SANTA MISA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
HOMILÍA DEL SANTO PADRE
Parque Tejo, Lisboa
Fiesta de la Transfiguración del Señor
Domingo, 6 de agosto de 2023
«Señor, ¡qué bien estamos aquí!» (Mt 17,4).
Estas palabras, le dijo el apóstol Pedro a Jesús en el monte de la
Transfiguración, y también las queremos hacer nuestras después de estos días
intensos. Es hermoso lo que estamos experimentando con Jesús, lo que hemos
vivido juntos y es hermoso cómo hemos rezado, y con tanta alegría de corazón. Y
entonces nos podemos preguntar: ¿qué nos llevamos con nosotros volviendo a la
vida cotidiana?
Quisiera responder a este
interrogante con tres verbos, siguiendo el Evangelio que hemos escuchado. ¿Qué
nos llevamos? Resplandecer, escuchar y no tener miedo. ¿Qué nos
llevamos?, respondo con estas tres palabras: Resplandecer, escuchar y no
tener miedo.
Primera, resplandecer. Jesús se transfigura,
el Evangelio dice que «su rostro resplandecía como el sol» (Mt
17,2)). Hacía poco que había anunciado su pasión y su muerte en la cruz, y con
esto rompía la imagen de un Mesías poderoso, mundano, y frustra las
expectativas de los discípulos. Ahora, para ayudarlos a acoger el proyecto de
amor de Dios sobre cada uno de nosotros, Jesús toma a tres de ellos -Pedro,
Santiago y Juan-, los conduce a un monte y se transfigura. Y este «baño de
luz» los prepara para la noche de la pasión.
Amigos, queridos jóvenes, también hoy nosotros
necesitamos algo de luz, un destello de luz que sea esperanza para afrontar
tantas oscuridades que nos asaltan en la vida, tantas derrotas cotidianas para
afrontarlas con la luz de la resurrección de Jesús, porque Él es la luz que no
se apaga, es la luz que brilla aun en la noche. «Nuestro Dios ha iluminado
nuestros ojos» (Esd 9,8), dice el sacerdote Esdras. Nuestro Dios ilumina.
Ilumina nuestra mirada, ilumina nuestro corazón, ilumina nuestra mente, ilumina
nuestras ganas de hacer algo en la vida, siempre con la luz del Señor.
Pero quisiera decirles que no nos volvemos luminosos
cuando nos ponemos debajo de los reflectores, no, eso encandila. No nos
volvemos luminosos cuando mostramos una imagen perfecta, bien prolijitos, bien
terminaditos; no, no, aunque nos sintamos fuertes y exitosos. Fuertes y
exitosos, pero no luminosos. Nos volvemos luminosos, brillamos, cuando,
acogiendo a Jesús, aprendemos a amar como Él. Amar como Jesús, eso nos hace
luminosos, eso nos lleva a hacer obras de amor. No te engañes, amiga, amigo,
vas a ser luz el día que hagas obras de amor. Pero cuando en vez de hacer obras
de amor hacia afuera, mirás a vos mismo, como un egoísta, ahí la luz se apaga.
El segundo verbo es escuchar. En
el monte, una nube luminosa cubrió a los discípulos, y esa nube desde la cual
habla el Padre, ¿qué dice? «Escúchenlo» (Mt 17,5). Este es mi Hijo
amado, escúchenlo. Está todo aquí, y todo eso que hay que hacer en la vida está
en esta palabra: : Escúchenlo. Escuchar a Jesús, todo secreto está
ahí. Escuchás qué te dice Jesús. «Yo no sé qué me dice». Agarrá el Evangelio y
leé lo que dice Jesús y lo que dice en tu corazón. Porque Él tiene palabras de
vida eterna para nosotros; Él revela que Dios es Padre, es amor. Él nos enseña
el camino del amor, escúchalo a Jesús. Porque, por ahí nosotros con buena
voluntad emprendemos caminos que parecen ser del amor, pero en definitiva son
egoísmos disfrazados de amor. Tené cuidado con los egoísmos disfrazados de
amor. Escúchalo, porque Él te va a decir cuál es el camino del amor. Escúchalo.
Resplandecer, la primera palabra,
sean luminosos, escuchar, para no equivocarse el camino, y al final, la tercera
palabra, no tener miedo. «No tengan miedo».
Una palabra que en la Biblia se repite tanto, en los Evangelios, «no tengan
miedo». Estas fueron las últimas palabras que en este momento de la
transfiguración Jesús dijo a los discípulos: «No tengan miedo».
A ustedes, jóvenes, que han vivido
este gozo, estaba por decir esta gloria —bueno, algo de gloria es—, este
encuentro con nosotros; a ustedes que cultivan sueños grandes pero a veces
ofuscados por el temor de no verlos realizarse; a ustedes, que a veces piensan
que no serán capaces, un poco de pesimismo se nos mete a veces; a ustedes,
jóvenes, tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse quizás
fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa; a
ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo —y está bien que quieran cambiar
el mundo— y que quieren luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes,
que le ponen ganas y creatividad a la vida, pero que les parece que no es
suficiente; a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan [como] la
tierra necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro;
sí, precisamente a ustedes, jóvenes, [Jesús] hoy les dice: «No tengan miedo».
En un pequeño silencio, cada uno repita para sí mismo, en
su corazón, estas palabras: No tengan miedo.
Queridos jóvenes, quisiera mirar a
los ojos a cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo. No tengan miedo. Es
más, les digo algo muy hermoso, ya no soy yo, es Jesús mismo quien los está
mirando en este momento. Nos está mirando. Él los conoce, conoce el corazón de
cada uno de ustedes, conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce las
alegrías, conoce las tristezas, los éxitos y los fracasos, conoce el corazón de
ustedes. Lee vuestros corazones y Él hoy les dice, aquí, en Lisboa, en esta
Jornada Mundial de la Juventud: «No tengan miedo».
Anímense, «no tengan miedo».
Francisco











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